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Septiembre  2017

La marginalidad de lo invisible: O la res publica oculta

CategoríaSeptiembre 2017Ciencia política

Paul Laurent

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__________________________________________________________________ Paul Laurent de La marginalidad de lo invisible : O la res publica oculta INTRODUCCIÓN Como sucede en la historia , los que se dedican a auscultar el derecho , la economía y la política han preferido apuntar sus reflectores a los príncipes y magnates antes que a las personas comunes y corrientes . Desde esa perspectiva , todo lo importante ( y también lo no importante ) brotará del arbitrio de los « hombres regios ». Por ende , se descarta o desvalora el impacto que sobre la sociedad tiene la sociedad misma . Así pues , la carga de la prueba de la sociabilización va por cuenta de la gente ordinaria . Sin rubor , se les asume disociadores por naturaleza . A la inversa , los que detentan el poder son asumidos de la mejor manera . Siendo que a estos últimos se les tiene como émulos de los « grandes hacedores », como el mitológico primer emperador chino Fo-Hi , inventor ( él solo ) de la astronomía y el calendario , de la lira de madera , la familia , la caza , la pesca y los hexagramas . Pasadas las experiencias de una variopinta gama de emperadores no precisamente míticos , el igualmente mítico Lao-tsé concluirá : cuantas más leyes se promulgan , mayor será el número de ladrones y bandidos . Marcando una línea divisora entre ambos mundos ( entre los de arriba y los de abajo ), Platón predicó que la « ciencia política » no se aprende entre los coros de centauros y de sátiros . Optaba por los políticos antes que por los que ( a su entender ) no son capaces de sacudirse de su animalidad . Estamos ante un sentir que trascenderá . Entre fines del siglo IV y comienzos del V de nuestra era , San Agustín preguntará ¿ qué soy , Dios mío ?, ¿ lo que es mi naturaleza ? En términos de Plotino , es la vergüenza de saberse en un cuerpo . Por descarte , queda en evidencia que lo marginal a lo político ( donde se escuchan los coros de centauros y de sátiros ) existe , vive . Empero , si vive ( siente , respira , se mueve y expresa ), ¿ por qué es marginal ? ¿ No era que la política pertenecía a todos por igual , según el parecer de pensadores anteriores a Platón como Demócrito , Protágoras ( que incluía a las mujeres ) y Tucídides ? Paul Laurent , abogado peruano , es investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Legales ( CITEL ), Lima , Perú . Una versión preliminar de este trabajo se presentó como ponencia en el VI Congreso Internacional La Escuela Austriaca de Economía en el siglo XXI ( Rosario , Argentina , 22 de agosto de 2016 ), realizado en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica de Rosario . El autor agradece el apoyo de RELIAL y de la Friedrich Naumann Stiftung für die Freiheit . Laissez-Faire , No . 47 ( Sept 2017 ): 54-62
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__________________________________________________________________ EL VIRAJE Como lo rememoró Cornelius Castoriadis , hubo un momento en que todo cambió . En la visión platónica ( que los aristotélicos no deformarán , comenzando por Aristóteles ) no será dable concebir que el manejo de la cosa pública se encuentre desperdigada entre quienes únicamente alaban las cosas que les son propias y personales . Los mercaderes no estarán para hacerse de la política , se les juzgará que por su oficio están incapacitados para hacer la guerra . Surge la imagen del político ajeno ( impasible ) a sus propias preocupaciones y a lo mundano . Mezcla de guerrero y de sacerdote , de sabio a la vez que hombre de acción , se le sopesará como un ser muy distante del resto de los mortales . Por ende , el único capacitado para dirigir los intereses públicos y legislar ; es decir , de transformar la vida de la gente . Se saca de la manga a una criatura que se diferencia de quienes sólo piensan en su propio bien , y se le asume competente de mandar a multitudes en la medida que posee la ciencia política . En palabras de Deirdre McCloskey , esta es la hazaña de un esnobismo con aspiraciones aristocráticas ( 2006 , p . 284 ). Los linderos quedaban constituidos . Fuera del poder regio sólo hay caos . Sólo la política del que tiene el monopolio de la fuerza será oficialmente lo político . En términos agrarios , estamos ante la alegoría de quien guía su rebaño . Desde esa evocación Platón negará que la polis fue sudorosa hechura de muchos , dando paso a la idea un rey-legislador que hasta ese momento el grueso de los atenienses tenían como una propuesta aberrante . Y esto último en la medida en que por entonces en Grecia sólo la singularísima Esparta sabía de reyes . Hasta en Sicilia ( cuna de tiranos ), su sola evocación causaba repulsión . Castoriadis resalta que en los siglos V y IV a . C . la sola mención de la palabra « rey » ( basiléus ) activaba inmediatamente el ingrato recuerdo de Jerjes , el « gran rey » de los persas , un déspota , un tirano . Ya en La Ilíada Diomedes le había espetado a Agamenón : , eres basiléus , tienes el cetro , pero en realidad no vales nada . A todas luces , el argumento platónico rompía con el consenso imperante de que la polis era una creación conjunta de los ciudadanos . Diferenciándolo de los tiranos , el hijo de Aristón convierte al rey en producto del consenso ciudadano . Lo erige en máximo representante de la polis , el portador de la lanza contra los enemigos externos tanto contra los internos . ¿ Serán estos últimos también los que hacen economías fuera de la economía ? ¿ Unas economías que se contraponen a la economía porque simplemente se resisten a dejar de medir su trabajo como una mercancía ? De esa suerte , se colige que lo no oficial estará vedado para crear instituciones . En El político Platón fue tajante : entre estas dos especies hay una profunda enemistad y una inmensa discordia . La rivalidad es evidente , lanzando una advertencia : ¿ No sabes que todos estos son capaces de combatir con los pastores de hombres ? LA RES PUBLICA MARGINAL Puestas así las cosas , ¿ se podrá hablar de un concierto social generado por « simples particulares »? ¿ O es que por ser precisamente « simples particulares » están negados para erigir soportes de esa envergadura ? __________________________________________________________________ 55
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__________________________________________________________________ En la sola interrogante informa que el librecambio porta en su ser una abierta renuncia a la política , lo que colisiona con el origen urbano de la noción de res publica . No en vano la teoría del gobierno limitado se gestó en un orden nacido desde , para y por directo beneficio de los ciudadanos . Un hábitat surgido del universo de concesiones recíprocas que privilegia la deliberación antes que la imposición , donde no se admite soberano distinto al conjunto de los miembros de la comunidad . Como en la original polis griega , en la civitas romana y en las ciudades-repúblicas de la Europa medieval , no era dable ningún ente superior al bien común . Este es el sustrato republicano que terminó convirtiéndose en esa otra política , cuando en su momento fue la política por excelencia . Exactamente lo que hasta un siglo atrás sobrevivía a través del discurso constitucionalista , el que ha sido deliberadamente desfigurado hasta el grado que en el presente invocar la res publica es hablar de una gama de instituciones que únicamente afloran ante el repliegue o no aparición del legislador oficial . Por ello no es extraño que haya sido una « observadora no profesional » la que termine concluyendo ( contra el parecer de los observadores profesionales de la primera mitad del siglo XX ) que las ciudades son un inmenso laboratorio de ensayo y error , fracaso y éxito , para su construcción y diseño . El mundo marginal activa sus propios pensadores : Jane Jacob ( la « observadora no profesional ») se oponía a la planificación de los expertos , optando por auscultar en el propio discurrir de la gente . El viejo método de solo mirar . Desde ese proceder los médicos de la Silesia de 1348 notaron que los portadores del grupo sanguíneo tipo B resistían mejor a peste bubónica ( recién en 1894 el suizo residente en Hong Kong Alexandre Yersin aislará el bacilo causante de esa peste ). Claro está , Adam Smith también se jactó de que sus conclusiones sobre las causas de la riqueza de las naciones partían de sus observaciones . Y más próximo en el tiempo , Ronald Coase centró sus pesquisas husmeando en las grandes empresas inglesas y norteamericanas . Volviendo a la señora Jacob , dedicarse durante décadas a mirar con atención lo que acontece en las calles y en los barrios de las zonas donde residió le obsequió la tesis de que « para conservar en una vecindad el suficiente número de personas que quieran quedarse , una ciudad ha de ofrecer , y por tanto tener , la fluidez y movilidad de usos y funciones » El meollo de su argumento es que « las ciudades necesitan una muy densa y muy intrincada diversidad de usos que se apoyen mutua y constantemente , tanto económica como socialmente » ( Jacob , 1961 , pp . 170 , 40 ). Vecina de Nueva York y de otras importantes ciudades norteamericanas , la atención de Jacob se centró en procurar comprender el intrincado orden existente bajo un aparente desorden . Una actitud semejante a la del pirata Exquemelin al describir la civilidad de sus colegas . En términos de Jacob : « Las preferencias de los utópicos y de otros adictos a administrar los ocios de los demás con un tipo de negocio determinado no es algo irrelevante para la ciudad , sino algo peor : es pernicioso . Cuanto mayor y más abundante sea el conjunto de intereses legales que sean capaces de satisfacer las calles de una ciudad y sus establecimientos , mejor para esas calles y para la seguridad y agrado de civilización de la ciudad » ( Jacob , 1961 , p . 68 ). __________________________________________________________________ 56
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__________________________________________________________________ EL ORDEN QUE SUBYACE En sus Lectures on Jurisprudence , Adam Smith entendió ese abundante conjunto de intereses legales como parte insoslayable de toda sociedad avanzada , nunca como parte de la imperiosa necesidad de aplacarla por medio de la legislación . En esa línea , es imposible no dejar de pensar en la relevancia que F . A . Hayek le da al marco institucional para que el desperdigado conocimiento se difunda desde el sistema de precios , ni en Tocqueville explorando en el mismo escenario de Jacob un siglo atrás . A Bruno Leoni le sería imposible no rescatar la figura del pretor romano en el análogo anhelo de descubrir cómo las personas crean derecho , que es la dinámica demostración de cómo van resolviendo su coexistencia . No en vano el gran legado romano fue su derecho , no su legislación . De ello se percataron los griegos Polibio y Dionisio de Halicarnaso , resaltando la complexión de una institucionalidad que pudo ser aprovechada por generaciones . A pesar de lo apuntado , ese abundante conjunto de intereses legales que emana de la mera convivencia social siempre tuvo serios problemas para competir con el imaginario del legislador . Obviamente la aparición del estado moderno ( el descendiente directo del « hombre regio ») reforzó esa convicción , cincelándola en el sentido común de las personas . Si rescatamos el detalle de que la Charta Magna de 1215 fue una exigencia de los grandes comerciantes ingleses contra las arbitrariedades de su monarca ( como aconteció en otros espacios bajomedievales ), fácilmente comprenderemos ( contra lo que advertía Platón ) que los negociantes y la « gente común » también son capaces de hacer la guerra si sus intereses son puestos en riesgo . Al fin y al cabo , ¿ no fue esa carta la demanda para que el rey se aparte de lo que acontecía en el mercado ? ¿ La expresión contrapolítica de lo que en su día fue un reclamo perfectamente político ? Por entonces el rey no legislaba , no hacía derechos , se sometía a ellos . Fuera del rigor gótico , en 1849 el absolutista rey de Prusia Federico Guillermo IV calificó ese tipo de limitaciones caligráficas como una « cadena de perro ». Se resistía despojarse del carácter divino de su investidura . La historia más simpática dirá que das Volk ( el pueblo ) lo conminó a firmar aquella Konstitution y a aceptar un Parlamento libremente elegido , ocultando la historia antipática : el delirio por extender líneas ferroviarias se llevó de encuentro las ya por entonces anacrónicas bases de la autocracia de los Hohenzollern . Unir por tren Berlín y Königsberg impulsó la firma del monarca sobre esa despreciada hoja de papel . Aceptó la oprobiosa « cadena de perro » de parte de una sociedad burguesa ( bürgerliche Gesellschaft ) que Hegel calificó de monstruosa e incivil . La revolución industrial imponía su rigor , ligando las bullentes economías a los derechos para beneficio de millones de personas . A pesar del carácter autoritario de la constitución prusiana , el sólo hecho de jurar respetarla rebajaba la regia lumbre del rey . Suceso que confirma la sentencia de James Steuart de 1767 : Una economía moderna es el freno más eficaz inventado jamás contra el despotismo . Una relación con la constitucionalidad ( o forma de gobierno ) que John Locke había resaltado a fines del siglo XVIII , la que Montesquieu aceptó a pesar de no sacudirse de sus pruritos aristocráticos ( prefería el comercio de las naciones más que __________________________________________________________________ 57
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