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Septiembre  2017

El Hedonismo Cualitativo-Cuantitativo de John Stuart Mill

CategoríaSeptiembre 2017Filosofía

Moris A. Polando

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__________________________________________________________________ Moris A . Polanco El Hedonismo Cualitativo-Cuantitativo de John Stuart Mill En El utilitarismo , John Stuart Mill distingue entre los placeres derivados de las facultades superiores de aquellos que la naturaleza animal , al margen de las facultades superiores , es capaz de experimentar y afirma que los primeros son preferibles a los segundos ( Mill , 1995 [ 1861 ], p . 53 ). Si se le pregunta cuál es el criterio que nos permite afirmar que los placeres derivados de las facultades superiores son mejores que aquellos puramente sensibles , el filósofo responde : En relación con la cuestión de cuál de dos placeres es el más valioso , o cuál de dos modos de existencia es el más gratificante para nuestros sentimientos , al margen de sus cualidades morales o sus consecuencias , el juicio de los que están cualificados por el conocimiento de ambos o , en caso de que difieran , el de la mayoría de ellos , debe ser admitido como definitivo . Es preciso que no haya dudas en aceptar este juicio respecto a la calidad de los placeres , ya que no contamos con otro tribunal , ni siquiera en relación con la cuestión de la cantidad ( Mill , 1995 [ 1861 ], p . 52 ). Según Bentham , sin embargo , cuando alguien sostiene que algo es delicioso , hermoso , justo o intrínsecamente valioso en cualquier otro sentido que no sea hedonista , no hace más que expresar sus propios sentimientos de placer , tratando de imponérselos a los demás . Los juicios de valor no hedonistas no solo serían fraudulentos , según Bentham , sino también tiránicos , arbitrarios y peligrosos ( Anderson , 1991 , p . 6 ; Bentham , 2000 [ 1781 ], p . 17 ). Pero si aceptamos la tesis de Bentham , no podríamos evaluar críticamente el valor de los placeres y dolores . No podríamos decir , por ejemplo , que los placeres sádicos son intrínsecamente malos , moralmente hablando . Las cualidades del carácter como la integridad , la dignidad , el honor , etc ., que para Mill son tan importantes , no tendrían , según Bentham , un valor distinto al de los placeres ordinarios , ya que esos conceptos no se refieren a nada que esté más allá de nuestro propio estado de placer ( Anderson , 1991 , p . 7 ). Por otra parte , Bentham sostiene que cuando la gente experimenta sentimientos intensos , tiende a expresarlos en forma de juicios de valor no hedonistas . Una mujer disgustada con su hijo porque no ordena su habitación , por ejemplo , expresará su disgusto diciendo que los jóvenes de hoy son inconsiderados y haraganes ”. En tanto y en cuanto las personas se dejan guiar p Moris A . Polanco , Doctor en Filosofía por la Universidad de Navarra , es actualmente Profesor de Filosofía en la Universidad Francisco Marroquín . Laissez-Faire , No . 47 ( Sept 2017 ): 1-6
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__________________________________________________________________ por sus sentimientos cuando hacen juicios morales , toman en cuenta solamente sus propios estados de placer , y despóticamente desprecian los de los demás ( Anderson , 1991 , p . 7 ). Por eso un procedimiento de decisión que tome en cuenta por igual los placeres y dolores de todos los interesados debe rechazar la tesis intuicionista , que sostiene que podemos tener un conocimiento intuitivo ( no basado en la experiencia ) de los estándares evaluativos . Tal procedimiento debe basarse en cálculos racionales que se refieran a entidades reales cuya existencia sea verificable por observación empírica , independiente de opiniones subjetivas disputables ( Anderson , 1991 , p . 7 ). Bentham elaboró un algoritmo para hacer ese cálculo racional del placer o de la felicidad . Según ese felicific calculus ”, el valor de un placer o dolor para una persona será mayor o menor según su intensidad ( cuán intensa es ); su duración ( por cuánto tiempo ); su certeza ( cuán seguro es su logro ) y su proximidad ( cuán pronto ). Para estimar el acto que origina ese placer o dolor habrá que considerar , también , su fecundidad ( si conducirá a otros placeres ) y su pureza ( cuánto dolor le acompaña ). Al igual que Bentham , Mill se oponía al intuicionismo en ética , pero al contrario que él , pensaba que el cultivo de los sentimientos no utilitarios era uno de los componentes principales de la vida buena . También consideró que el logro de los ideales éticos era valioso no solo instrumental sino también intrínsecamente ( Anderson , 1991 , p . 8 ). Así lo dice en El utilitarismo : “¿ niega la doctrina utilitarista que la gente desee la virtud , o mantiene que la virtud no es algo que haya de ser deseado ? Todo lo contrario . Mantiene no solamente que la virtud ha de ser deseada , sino que ha de ser deseada desinteresadamente , por misma ( Mill , 1995 [ 1861 ], p . 91 ). Los utilitaristas , sigue diciendo , no sólo colocan la virtud a la cabeza misma de las cosas que son buenas como medios para el fin último , sino que también reconocen como hecho psicológico la posibilidad de que constituya , para el individuo , un bien en mismo , sin buscar ningún otro fin más allá de él ( Mill , 1995 [ 1861 ], pp . 91 92 ). Aquí parece haber una contradicción con lo que ha dicho antes : Merecen toda suerte de alabanzas los que son capaces de sacrificar el goce personal de la vida , cuando mediante tal renuncia contribuyen meritoriamente al incremento de la suma de la felicidad del mundo . Pero quien hace esto mismo , o mantiene hacerlo , con alguna otra finalidad no merece más admiración que el asceta subido a su pedestal ( Mill , 1995 [ 1861 ], p . 60 ). A Mill le parece un hecho irrefutable que quienes desean la virtud por misma la desean ya bien porque la conciencia de ella les proporciona placer , o porque la conciencia de carecer de ella les resulta dolorosa , o por ambas razones conjuntamente ( Mill , 1995 [ 1861 ], p . 114 ). Parece que Mill no se define en relación con la virtud : a veces la considera un fin en misma , otras como algo que proporciona placer . En todo caso , el criterio utilitarista mientras que tolera y aprueba todos aquellos otros deseos adquiridos , en tanto en cuanto no sean más perjudiciales para la felicidad general que aliados de ella , recomienda y requiere el cultivo del amor a la virtud en la mayor medida posible , por ser , por encima de todas las demás cosas , importante para la felicidad . ( Mill , 1995 [ 1861 ], p . 114 ). La clave está en las últimas palabras : por ser [ ] importante para la felicidad ”. Ahora bien se pregunta el propio Mill —, “¿ cómo puede implantarse o despertarse la voluntad de ser virtuoso allí __________________________________________________________________ 2
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__________________________________________________________________ donde no cuenta con fuerza suficiente ? Sólo consiguiendo que la persona en cuestión desee ( desire ) la virtud , haciendo que la contemple como algo placentero , o que vea su carencia como algo doloroso ( Mill , 1995 [ 1861 ], p . 116 ). Por eso , ha dicho antes que el utilitarismo [ ] sólo podría alcanzar sus objetivos mediante el cultivo general de la nobleza de las personas ( Mill , 1995 [ 1861 ], pp . 53 54 ). Dejando para otro lugar la investigación de cómo propone Mill que se fomente la virtud y la nobleza , la pregunta que aquí nos hacemos es : ¿ cómo se pueden incluir ideales y sentimientos dentro de los límites de una doctrina empirista y hedonista ? Es decir , ¿ no sería contradictorio un hedonismo que a la vez fuera cuantitativo y cualitativo ? Una posible respuesta es que Mill nunca abandonó el cálculo hedonista ; que siempre pensó que todos los placeres podían cuantificarse . Esta es la tesis que sostiene H . Keith Quincy ( 1980 ), basándose en que Mill dice en la cuarta nota de El utilitarismo , que las verdades de las matemáticas son aplicables a la valoración de la felicidad ( Mill , 1995 [ 1861 ], p . 134 ). Es preciso analizar esta cita en su contexto , para que quede claro qué fue lo que Mill quiso decir exactamente . El contexto de las palabras citadas es el de una aclaración que Mill hace a una objeción de Herbert Spencer al primer principio de la teoría utilitarista ”, que es la total imparcialidad entre las personas ”. Según Spencer ( interpretado por Mill ), el principio de la utilidad presupone el principio previo de que todo el mundo tenga el mismo derecho a la felicidad ”. Mill dice que sería más acertado suponer que iguales sumas de felicidad son igualmente deseables ”, pero que esta no es una premisa del principio de utilidad . De haber un principio previo implicado ”, añade Mill ( cursiva añadida ), no puede ser otro que este , a saber , que las verdades de las matemáticas son aplicables a la valoración de la felicidad ”. Es decir : 1 ) el utilitarismo no habla de derechos ; 2 ) iguales sumas de felicidad son igualmente deseables ; 3 ) si hablamos de sumas de felicidad ”, estamos presuponiendo que la felicidad se puede cuantificar . ¿ Realmente pensaba Mill que la felicidad se puede cuantificar ? En opinión de Quincy , : “[ Mill ] entendió que la cualidad podía reducirse a cantidad ’” ( Quincy , 1980 , p . 468 ), que los placeres más elevados son cuantitativamente superiores a otros placeres ( Quincy , 1980 , p . 469 ). Antes de discutir esta tesis , conviene buscar más evidencia de ella en los propios textos de Mill . En el capítulo 4 de El utilitarismo , Mill dice , en efecto , que La vida sería algo muy pobre , muy mal provista de fuentes de felicidad , a falta de esta disposición de la naturaleza , mediante la cual cosas que en principio eran indiferentes , pero que conducían a , o estaban asociadas en algún otro sentido con , la satisfacción de nuestros deseos primitivos , se convierten ellas mismas en fuentes de placer más valiosas que los placeres primitivos , tanto por lo que a su permanencia se refiere en el espacio de la existencia humana que son capaces de abarcar , como a su intensidad . La virtud , de acuerdo con la concepción utilitarista , es un bien de este tipo ( Mill , 1995 [ 1861 ], pp . 94 95 ). Es decir : según Mill , los placeres primitivos ( como comer y beber ) se convierten (¿ por sublimación ?) en placeres más valiosos , en duración e intensidad . La virtud sería , entonces , un bien que nos proporciona un placer más duradero e intenso que cualquier placer corporal . Pero no cualquiera entiende esto . Mill creía __________________________________________________________________ 3
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__________________________________________________________________ dice Quincy que si un individuo era educado apropiadamente , su capacidad para disfrutar de los placeres más altos no tendría obstáculo ( Quincy , 1980 , p . 476 ). Me parece que la tesis de Quincy , aunque basada en poca evidencia textual , es irrefutable . Mill creería , entonces , en la superioridad cuantitativa de los placeres intelectuales sobre los corporales , atestiguada por quienes han experimentado ambos . Ahora bien , ¿ es necesario sostener que los placeres intelectuales o espirituales deben poder cuantificarse para sostener una ética empirista ? En mi opinión , es posible ser empirista en ética y , a la vez , sostener la superioridad de algunos placeres espirituales sobre otros materiales . Mill bien pudo abandonar el cálculo hedonista de Bentham , y aun así seguir siendo hedonista y empirista . Empirista no se opone a hedonista , sino a intuicionista . Empirista , en ética , es aquel que sostiene que los valores éticos se descubren mediante la experiencia , no mediante el conocimiento a priori . Un hedonismo que trate de reducir la cualidad de los placeres a la cantidad afrontaría muchos problemas . En primer lugar , ¿ cuál sería la unidad de medida ? Por ejemplo , ¿ con qué unidad de medida puedo cuantificar el placer que me produce el deber cumplido ? Las medidas habituales son la duración y la intensidad . Pero , ¿ cómo cuándo acaba mi satisfacción ? ¿ Y cómo qué tan intenso es el placer que experimento ? Si me preguntan si aún experimento placer por haber salvado a un niña de ahogarse en una piscina diez años atrás , diría que . ¿ Significa eso que ese placer aún persiste , y que , por lo tanto , es superior al placer que experimenté al comer una pizza anoche , puesto que ya no siento ese placer , sino que solo tengo el recuerdo del gusto que sentí ? Con otras palabras : el recuerdo del deber cumplido es placentero , mientras que el recuerdo de la pizza comida no es igual a la sensación placentera del sabor de la pizza . En segundo lugar , las sensaciones placenteras son subjetivas . Yo puedo asignarle 90 / 100 a la sensación de satisfacción que tengo al escuchar una fuga de Bach , mientras que otro le puede asignar 10 / 100 . ¿ Es que existe una medida universal de la calidad de la música de Bach ? ¿ Es mejor más placentero Bach que Beethoven , o que Mozart , o que los Rolling Stones ? Bentham usaba el dinero como indicador de las preferencias individuales . Según eso , para saber qué música es más placentera , bastaría con ver quién ha vendido más discos , o qué música es más descargada en las computadoras . En esto , Mill difería de Bentham . Decía Mill que hay [ ] cosas de cuyo valor la demanda del mercado no es un indicador ( Mill , 1965 , p . 361 ). Pero si la preferencia , indicada por la demanda del mercado no es indicador del valor de algo , ¿ cómo medimos ese valor , o quién lo determina ? Sabemos lo que Mill ha dicho : ese valor lo determinan el juicio de los que están cualificados por el conocimiento de ambos o , en caso de que difieran , el de la mayoría de ellos ( Mill , 1995 [ 1861 ], p . 52 ). Pero , ¿ qué significa conocer la música de Bach ? ¿ Basta haberla oído para conocerla ? ¿ O hay que tener conocimientos de teoría musical , de historia y de la vida del compositor ? Lo mismo que decimos de la música puede decirse del arte figurativo , o del cine , o de la literatura En tercer lugar , aun suponiendo que un placer mental sea superior a uno corporal , eso no significa que yo elija siempre el mental sobre el corporal . Puede ser __________________________________________________________________ 4
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