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/index.php?action=ajax&rs=GDMgetPage&rsargs[]=LF-44.1 Salinas.pdf&rsargs[]=0
__________________________________________________________________
Roberto
Salinas
León
El
Temperamento
Liberal
Whatever
may
now
be
meant
by
the
word
“
liberal
”
is
anyone
’
s
guess
…
—
Michael
Oakeshott
,
Rationalism
in
Politics
and
Other
Essays
(
1962
)
La
tarea
de
articular
una
concepción
del
liberalismo
que
sea
,
a
la
vez
,
fiel
a
las
múltiples
raíces
históricas
de
la
tradición
liberal
,
así
como
un
marco
de
referencia
aceptable
para
los
debates
que
se
dan
en
la
esfera
pública
,
parecería
ser
una
misión
imposible
.
Existe
un
amplio
universo
de
definiciones
—
ya
sea
en
términos
de
ciertas
instituciones
,
los
límites
al
poder
,
la
vigencia
del
mercado
abierto
,
así
como
del
papel
fundamental
de
los
derechos
del
ser
humano
en
la
sociedad
civil
.
El
ejercicio
esencialista
de
definir
una
versión
universal
del
liberalismo
parecería
,
también
,
caer
en
la
contradicción
de
terminar
con
la
propia
reflexión
sobre
el
significado
filosófico
del
concepto
,
así
como
sobre
las
implicaciones
de
un
orden
liberal
en
el
desarrollo
de
la
sociedad
civil
.
Roberto
Más
allá
Salinas
de
esta
León
problemática
,
doctor
en
Filosofía
concep-
y
tual
Teoría
Política
por
la
Universidad
de
Purdue
(
USA
),
es
actualmente
Presidente
del
Mexico
Business
Forum
.
Este
ensayo
se
publicó
originalmente
en
La
fronda
liberal
:
La
reinvención
del
liberalismo
en
México
(
1990-2014
)
(
México
:
Editorial
Taurus
,
2014
),
pp
.
201-16
.
Se
agradece
a
Editorial
Taurus
y
a
José
Antonio
Aguilar
R
.
(
comp
.)
por
autorizar
la
reproducción
.
Una
versión
preliminar
de
este
texto
se
presentó
como
Lección
Inaugural
en
la
Universidad
Francisco
Marroquín
(
Guatemala
,
18
de
enero
de
2006
).
Más
allá
de
esta
problemática
conceptual
,
existe
una
tensión
inherente
entre
la
vocación
intelectual
que
busca
un
análisis
serio
y
sistemático
sobre
los
varios
temas
que
caracterizan
la
tradición
liberal
,
versus
el
proyecto
cotidiano
de
posicionar
las
tesis
liberales
(
en
materia
económica
,
por
ejemplo
;
o
en
los
temas
favoritos
de
la
política
cotidiana
)
en
el
foro
común
de
los
medios
de
comunicación
.
Una
gran
parte
de
las
disputas
alrededor
del
liberalismo
en
la
esfera
pública
se
reduce
a
diferencias
sobre
definiciones
,
al
uso
de
etiquetas
,
al
abuso
de
hombres
de
paja
.
El
liberalismo
ha
sido
objeto
de
crítica
constante
,
ya
sea
entre
candidatos
presidenciales
,
periodistas
,
miembros
de
las
elites
corporativistas
,
líderes
clericales
,
en
la
derecha
como
la
izquierda
.
En
varios
círculos
latinoamericanos
,
es
prácticamente
obligación
moral
despreciar
al
liberalismo
.
1
Estos
ejemplos
se
pueden
multiplicar
ad
nauseam
.
La
disputa
así
concebida
puede
ser
divertida
,
en
el
sentido
de
participar
en
una
especie
de
esgrima
intelec-
1
Un
buen
ejemplo
reciente
,
entre
muchísimos
otros
,
del
abuso
de
absurdas
etiquetas
liberales
,
es
Jacques
Rogozinski
,
Mitos
y
mentadas
de
la
economía
mexicana
(
México
:
Random
House
Mondadori
,
2012
),
donde
se
critican
las
diversas
“
recetas
”
de
la
“
cocina
neoliberal
”
y
del
“
consenso
de
Washington
”,
en
su
diagnóstico
de
“
por
qué
crece
poco
un
país
hecho
a
la
medida
del
paladar
norteamericano
”.
Vaya
gastronomía
tan
simpática
…
Laissez-Faire
,
No
.
44-45
(
Marzo-Sept
2016
):
1-11
/index.php?action=ajax&rs=GDMgetPage&rsargs[]=LF-44.1 Salinas.pdf&rsargs[]=1
__________________________________________________________________
tual
,
pero
en
el
fondo
se
convierte
en
un
círculo
vicioso
que
trivializa
la
reflexión
seria
sobre
la
idea
liberal
,
convirtiendo
las
divergencias
que
puedan
existir
en
meras
disputas
semánticas
vacías
,
diferencias
que
no
hacen
una
diferencia
,
que
no
aportan
un
diálogo
constructivo
.
James
Buchanan
,
en
una
de
sus
últimas
polémicas
,
plantea
que
estos
problemas
se
deben
más
al
liberal
contemporáneo
que
a
los
abogados
de
una
visión
políticaeconómica
diferente
.
Así
,
advierte
sobre
los
riesgos
que
enfrenta
una
cultura
liberal
y
hace
un
llamado
para
“
salvar
el
alma
del
liberalismo
clásico
”:
Nosotros
,
como
liberales
genuinos
,
hemos
fallado
en
rescatar
el
alma
del
liberalismo
clásico
.
Los
libros
y
las
ideas
son
necesarias
,
pero
no
son
suficientes
para
asegurar
la
viabilidad
de
nuestra
filosofía
.
No
,
más
bien
,
el
problema
reside
en
la
presentación
del
ideal
.
Mi
tesis
más
general
es
que
el
liberalismo
clásico
no
logrará
reunir
suficiente
aceptabilidad
pública
si
sus
defensores
se
limitan
al
mero
pragmatismo
que
se
concentra
en
la
pregunta
“¿
funciona
o
no
?”.
Se
requiere
una
visión
,
un
ideal
.
Si
el
ideal
no
se
encuentra
,
habrá
un
vacío
;
y
otras
ideas
llegarán
para
llenarlo
.
Los
liberales
clásicos
han
fracasado
en
la
comprensión
de
esta
dinámica
(
traducción
propia
,
énfasis
propio
).
2
El
problema
fundamental
del
liberalismo
,
según
este
criterio
,
consiste
en
la
“
presentación
del
ideal
”.
En
el
análisis
de
Buchanan
,
los
liberales
han
fracasado
en
2
James
Buchanan
,
“
Saving
the
Soul
of
Classical
Liberalism
”,
The
Wall
Street
Journal
,
enero
1
,
2002
.
Esta
fascinante
línea
de
argumentación
es
desarrollada
con
mucho
mayor
detalle
en
la
colección
de
ensayos
,
James
Buchanan
,
Why
I
,
Too
,
Am
Not
a
Conservative
:
The
Normative
Vision
of
Classical
Liberalism
(
Northampton
,
MA
:
Edward
Elgar
,
la
formulación
de
una
visión
que
consiga
amplia
aceptación
en
el
campo
de
la
comunicación
pública
.
Sin
embargo
,
el
proyecto
de
formular
una
visión
bien
entendida
de
la
idea
liberal
,
que
reúna
suficiente
aceptabilidad
pública
general
,
parecería
resultar
en
otra
misión
imposible
.
3
El
“
alma
del
liberalismo
”
busca
,
ciertamente
,
criticar
proyectos
que
se
basan
en
una
ingeniería
del
diseño
,
la
arrogancia
de
las
pretensiones
políticas
para
,
digamos
,
distribuir
la
riqueza
en
forma
equitativa
,
construir
un
proyecto
alternativo
de
nación
,
o
dotar
de
derechos
a
una
vida
digna
a
los
miembros
de
la
sociedad
.
Empero
,
el
llamado
de
salvación
es
sumamente
ambicioso
,
en
la
medida
que
procura
el
heroísmo
de
superar
la
aceptabilidad
popular
del
romance
“
socialista
”
(
o
“
estatista
”)
con
una
nueva
(
o
renovada
)
articulación
del
ideal
liberal
.
2005
).
elaborados
en
este
ensayo
.
__________________________________________________________________
2
I
Quizás
el
dilema
que
desarrolla
Buchanan
se
puede
plantear
con
mayor
cautela
,
sobre
todo
si
comparamos
los
temperamentos
que
inspiran
al
liberalismo
clásico
versus
sus
rivales
constructivistas
,
como
las
variantes
que
pertenecen
al
paradigma
socialista
.
La
noción
de
libertad
de
elección
forma
parte
esencial
de
la
tradición
liberal
.
En
una
sociedad
civil
,
las
elecciones
son
individuales
;
responden
a
proyectos
de
vida
personales
,
no
a
un
diseño
único
preconcebido
de
la
mecánica
social
.
El
principio
del
ideal
liberal
,
así
visto
,
puede
ser
identificado
con
una
con-
3
Exploro
esta
línea
de
argumentación
con
mayor
detalle
en
mi
ensayo
“
Crítica
,
Conversación
y
Creatividad
:
Desafíos
del
Liberalismo
Clásico
en
una
Era
de
Información
,”
Facetas
Liberales
(
Guatemala
:
Universidad
Francisco
Marroquín
,
2010
).
Una
parte
del
presente
texto
está
basado
en
los
argumentos
/index.php?action=ajax&rs=GDMgetPage&rsargs[]=LF-44.1 Salinas.pdf&rsargs[]=2
__________________________________________________________________
cepción
de
la
sociedad
donde
las
visiones
de
vida
cotidiana
son
secundarias
a
la
norma
de
libertad
de
elección
.
Jan
Narveson
ha
desarrollado
esta
caracterización
en
una
forma
que
captura
las
dimensiones
epistémicas
claves
del
temperamento
liberal
:
las
decisiones
políticas
y
normativas
en
una
sociedad
deben
ser
tomadas
,
en
la
medida
de
lo
posible
,
en
una
forma
que
sea
independiente
de
una
concepción
particular
,
y
previa
,
de
cómo
se
debe
vivir
la
vida
.
4
Esta
formulación
conlleva
un
escepticismo
moderado
sobre
las
pretensiones
del
conocimiento
,
así
como
un
ingrediente
natural
de
humildad
ante
los
alcances
reales
del
episteme
humano
.
A
la
vez
,
es
un
principio
instrumental
que
permite
informar
ciertos
temas
que
forman
una
parte
fundamental
del
pensamiento
liberal
—
ya
sea
,
por
ejemplo
,
la
necesidad
de
contar
con
leyes
sencillas
para
nuestro
mundo
complicado
,
o
la
necesidad
de
profundizar
mayor
competencia
en
sectores
“
estratégicos
”
de
la
economía
,
o
la
viabilidad
de
pasar
de
una
democracia
electoral
hacia
una
democracia
liberal
.
Esta
definición
(
mejor
,
“
formulación
”),
sin
embargo
,
no
es
objeto
de
comunicación
popular
.
Es
un
principio
elaborado
,
un
marco
de
referencia
con
cierta
sofisticación
,
que
permite
evaluar
casos
,
4
Jan
Narveson
,
The
Libertarian
Idea
(
Philadelphia
:
Templeton
University
Press
,
1988
),
pp
.
8-9
.
Esta
“
definición
”
(
misma
que
Jarveson
toma
,
curiosamente
,
de
las
obras
de
Ronald
Dworkin
),
parece
ser
más
genérica
que
otras
formulaciones
que
buscan
detallar
principios
específicos
de
las
ideas
liberales
.
Agradezco
a
Adolfo
Gutiérrez
Chávez
la
aclaración
de
este
punto
.
Stephen
Macedo
,
en
su
excelente
estudio
Liberal
Virtues
:
Citizenship
,
Virtue
and
Community
in
Liberal
Constitutionalism
(
New
York
:
Oxford
University
Press
,
1990
),
elabora
una
caracterización
muy
similar
,
partiendo
del
concepto
de
temas
,
promesas
o
propuestas
.
Es
,
asimismo
,
un
principio
que
implica
un
temperamento
intelectual
con
particularidades
específicas
.
Este
temperamento
se
inspira
en
una
preocupación
permanente
sobre
las
amenazas
que
enfrenta
una
sociedad
abierta
,
basada
en
la
libertad
.
El
liberal
clásico
,
así
entendido
,
vela
por
la
libertad
de
ideas
,
por
la
libertad
de
elegir
en
la
actividad
de
consumo
,
por
cómo
evitar
que
los
dogmas
de
la
sabiduría
convencional
nos
digan
qué
decir
,
cómo
decirlo
,
en
qué
momento
,
ya
sea
en
materia
electoral
o
económica
.
El
temperamento
liberal
recomienda
el
ensayo
y
error
,
y
el
derecho
a
decir
o
a
desistir
,
con
la
defensa
de
una
actividad
poco
común
en
nuestra
cultura
moderna
:
la
actividad
de
escuchar
.
El
liberalismo
,
en
esta
versión
,
incluso
esconde
la
paradoja
de
ser
una
posición
que
celebra
la
pluralidad
de
puntos
de
vista
,
aun
cuando
estos
resulten
ser
contrarios
a
la
propia
tesis
de
la
libertad
.
Este
temperamento
defiende
el
dejar
hacer
,
dejar
vivir
y
dejar
decir
.
Por
lo
mismo
,
la
actividad
de
la
crítica
es
central
para
la
libertad
—
crítica
no
como
falso
diletantismo
,
como
profesar
saber
más
que
todos
los
demás
,
sino
como
una
actividad
constante
de
falseabilidad
,
de
cuestionamiento
,
tanto
de
íconos
como
instituciones
,
pero
ante
todo
de
inexorables
voces
de
intolerancia
que
pretenden
conquistar
la
verdad
eterna
.
¿
De
dónde
nace
,
de
donde
se
sustenta
,
este
temperamento
liberal
?
Veamos
algunos
casos
.
En
una
reflexión
sobre
la
democracia
liberal
,
Enrique
Krauze
plantea
la
idea
que
,
independientemente
de
las
distorsiones
en
el
uso
(
y
abuso
)
de
la
palabra
“
liberal
,”
existe
una
mayoría
silenciosa
que
practica
el
liberalismo
(
sin
profesarlo
)
todos
los
días
.
5
Estos
pueden
ser
5
Enrique
Krauze
,
“
La
Palabra
‘
Liberal
’,”
Reforma
,
Junio
17
,
2007
,
p
.
12
.
la
libertad
moderna
de
Benjamin
Constant
.
__________________________________________________________________
3
/index.php?action=ajax&rs=GDMgetPage&rsargs[]=LF-44.1 Salinas.pdf&rsargs[]=3
__________________________________________________________________
los
participantes
en
un
orden
espontaneo
de
mercado
,
desde
complejas
transacciones
en
el
sistema
financiero
global
hasta
los
agentes
que
se
reúnen
en
el
tianguis
local
,
desde
el
innovador
que
fabrica
magia
con
la
tecnología
moderna
,
hasta
el
informal
que
no
tiene
otro
remedio
que
sobrevivir
en
la
extra-legalidad
.
O
,
podemos
ser
todos
aquellos
que
,
con
el
solo
acto
de
tomar
decisiones
,
de
elegir
una
actividad
sobre
otra
,
practicamos
la
libertad
.
El
liberalismo
bien
entendido
pide
imponer
límites
a
la
autoridad
política
,
lo
que
implica
abandonar
,
por
ejemplo
,
las
pretensiones
constitucionales
de
artículos
en
la
Carta
Magna
mexicana
,
como
el
artículo
28
,
que
formalizan
el
mandato
de
“
planear
,
orientar
,
y
dirigir
”
la
actividad
económica
de
los
nacionales
.
El
liberalismo
,
villano
favorito
en
la
sabiduría
convencional
,
es
menos
una
ideología
o
una
doctrina
,
y
más
una
actitud
.
Su
“
esencia
”
o
“
alma
”
es
la
humildad
ante
el
conocimiento
—
y
su
derivado
fundamental
,
la
importancia
de
escuchar
.
Más
que
una
postura
política
o
receta
económica
,
el
liberalismo
representa
una
actitud
epistemológica
,
que
ve
con
profundo
escepticismo
corrientes
como
el
caudillismo
militar
del
socialismo
bolivariano
,
el
ataque
frontal
a
la
libertad
de
expresión
en
nombre
del
bien
común
o
del
más
allá
,
o
las
causas
colectivistas
que
apelan
a
construir
una
polis
nueva
en
nombre
del
bien
y
de
la
dignidad
humana
.
En
este
sentido
,
la
advertencia
retórica
de
Octavio
Paz
resulta
extraordinaria
:
los
que
buscan
erigir
“
la
casa
de
la
felicidad
nos
acaban
condenando
a
la
cárcel
del
presente
”.
Esa
es
la
esencia
de
una
actitud
basada
en
la
conversación
civilizada
,
que
celebra
el
intercambio
de
ideas
—
aquello
mejor
conocido
como
“
diálogo
.”
Hay
“
liberales
”
de
todo
tipo
;
y
todos
,
ya
sea
por
tradición
intelectual
o
ubicación
geográfica
,
ofrecen
su
particular
definición
al
respecto
.
En
palabras
de
un
colega
anónimo
,
cada
liberal
moderno
es
,
a
la
vez
,
participante
de
una
herejía
y
parte
de
una
secta
.
Empero
,
entre
diferencias
y
distinciones
,
hay
un
común
denominador
.
La
respuesta
parecería
obvia
:
la
libertad
.
Pero
la
libertad
,
en
su
expresión
total
,
nos
lleva
nuevamente
hacia
la
apreciación
del
temperamento
liberal
.
El
liberalismo
,
entonces
,
no
debe
ser
concebido
como
doctrina
,
como
postura
política
sobre
los
derechos
del
ser
humano
,
menos
aún
como
receta
preconcebida
con
mandatos
universales
o
consensos
prefabricados
.
Es
una
actitud
de
la
persona
ante
la
realidad
externa
,
que
procura
adaptarse
a
los
cambios
(
digamos
,
a
las
innovaciones
en
el
campo
de
la
tecnología
),
pero
que
tiende
a
privilegiar
lo
conocido
sobre
lo
desconocido
,
la
tradición
de
nuestras
prácticas
locales
sobre
el
heroísmo
revolucionario
de
un
caudillo
tropical
.
En
una
sociedad
abierta
,
todos
los
miembros
tienen
visiones
y
valores
;
pero
en
esta
sociedad
,
la
norma
capital
es
que
ningún
miembro
puede
imponer
su
visión
sobre
otros
.
Esa
es
la
fuente
de
la
libertad
:
las
decisiones
del
deber
ser
son
independientes
de
una
concepción
ex
ante
de
qué
debemos
hacer
—
llámese
la
concepción
del
nacionalismo
histórico
,
o
del
fundamentalista
islámico
;
de
un
proyecto
alternativo
de
nación
,
o
del
tecnócrata
iluminado
.
Es
una
forma
de
organización
social
que
aborrece
el
impulso
de
buscar
,
y
lograr
,
el
monopolio
de
la
verdad
.
Mario
Vargas
Llosa
captura
este
ingrediente
capital
del
liberalismo
como
temperamento
cuando
nos
anuncia
que
“
el
liberal
que
aspiro
a
ser
es
uno
que
ve
en
la
libertad
un
valor
fundamental
”.
Es
,
gracias
a
la
libertad
,
a
dejar
hacer
,
a
respetar
las
visiones
de
otros
,
que
la
humanidad
ha
prosperado
,
que
ha
pasado
de
las
cuevas
a
las
estrellas
,
de
la
tribu
a
la
red
social
,
del
despotismo
a
la
democracia
.
Para
ejercer
la
libertad
,
se
requiere
una
serie
de
institu-
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