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__________________________________________________________________
Marco
Antonio
Del
Río
R
.
..
Adam
Smith
y
la
utopía
platónica
Corrían
tiempos
tumultuosos
.
Las
ciudades
griegas
,
celosas
de
su
independencia
,
se
habían
desangrado
en
luchas
feroces
.
Eran
los
últimos
años
del
siglo
V
y
los
primeros
del
siglo
IV
a
.
C
.,
y
debemos
a
la
pluma
de
Tucídides
nuestro
conocimiento
de
la
guerra
del
Peloponeso
.
1
Un
hombre
sabio
,
adiestrado
en
el
ejercicio
del
pensamiento
,
un
filósofo
llamado
Aristocles
,
más
conocido
por
su
apodo
Platón
,
trató
de
imaginar
la
organización
ideal
para
la
sociedad
.
Para
los
griegos
,
las
cualidades
nobles
estaban
unidas
en
una
suerte
de
poliedro
;
así
,
creían
que
existía
como
una
equivalencia
entre
lo
bueno
,
lo
bello
y
la
verdad
.
Por
ello
,
si
Platón
lograba
desentrañar
el
secreto
de
la
verdad
para
una
sociedad
,
esta
habría
de
ser
mejor
,
más
justa
,
más
noble
,
más
buena
,
y
en
consecuencia
,
incluso
más
bella
.
Para
él
lo
fundamental
era
que
el
Estado
fuera
justo
.
Y
la
justicia
,
creía
Platón
,
desterraría
la
inestabilidad
de
la
historia
de
las
sociedades
.
Platón
imaginó
que
esa
sociedad
perfecta
,
con
un
Estado
que
sería
el
imperio
de
justicia
,
sería
una
sociedad
perfectamente
estratificada
en
tres
clases
.
En
la
cúspide
se
ubicaban
los
hombres
sabios
quienes
ejercerían
el
gobierno
;
luego
es-
1
Ver
Tucídides
(
1975
)
y
,
para
una
visión
moderna
de
la
historia
de
Grecia
,
Bengtson
(
1965
).
taría
la
clase
de
los
hombres
de
armas
,
quienes
en
el
ejercicio
de
su
valentía
tendrían
como
cometido
la
defensa
de
la
sociedad
frente
a
sus
enemigos
.
Finalmente
,
en
la
base
de
la
pirámide
social
,
estaría
la
multitud
de
los
productores
,
que
se
ocuparían
de
proveer
los
bienes
con
los
cuales
los
miembros
de
la
sociedad
podrían
satisfacer
sus
necesidades
materiales
,
pero
sin
excesos
de
lujo
y
extravagancia
.
Para
Platón
,
los
dos
primeros
grupos
eran
“
los
guardianes
”,
y
la
razón
de
su
existencia
,
señala
el
filósofo
,
es
servir
a
la
Sociedad
y
el
Estado
.
En
este
sentido
,
Platón
bosqueja
una
utopía
:
la
sociedad
que
es
gobernada
por
los
hombres
sabios
.
La
aspiración
parece
noble
:
los
sabios
aseguran
el
imperio
de
la
justicia
y
de
la
ética
en
el
secularmente
corrupto
mundo
de
la
política
.
Es
conocido
,
e
irresistible
de
transcribir
,
el
texto
de
Platón
,
en
La
República
(
libro
V
),
donde
dice
,
en
boca
de
Sócrates
:
A
menos
que
los
filósofos
reinen
en
las
ciudades
,
o
cuantos
ahora
se
llaman
reyes
y
dinastías
practiquen
noble
y
adecuadamente
la
filosofía
,
coincidan
una
y
otra
,
la
filosofía
y
el
poder
político
…
no
hay
,
amigo
Glaucón
,
tregua
para
los
males
de
las
ciudades
,
ni
tampoco
,
según
creo
,
para
los
del
género
humano
(
2009
,
p
.
200
).
Publicado
originalmente
en
Laissez-Faire
,
No
.
46
(
Marzo
2017
):
37-41
.
Laissez-Faire
,
No
.
60
(
Octubre
2023
):
49-53
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__________________________________________________________________
La
idea
de
que
los
sabios
deben
gobernar
la
sociedad
Platón
la
lleva
a
extremos
y
la
plantea
en
términos
que
hoy
parecerían
inaceptables
a
la
mentalidad
moderna
.
En
efecto
,
en
otro
diálogo
,
“
El
Político
”,
Platón
propone
que
el
arte
de
gobernar
a
los
hombres
es
una
rama
especial
del
arte
de
domesticar
a
las
bestias
,
de
tal
forma
que
la
ciencia
política
vendría
a
ser
una
rama
de
la
zootecnia
.
Platón
se
pregunta
,
en
boca
del
Extranjero
:
¿
No
es
la
política
una
de
las
artes
de
educar
a
los
rebaños
que
en
masas
se
han
presentado
a
nuestro
pensamiento
?
¿
No
es
el
arte
de
ocuparse
de
cierto
tipo
de
rebaños
?
...
Por
esto
la
hemos
definido
[
la
política
]
diciendo
que
es
el
arte
de
educar
colectivamente
,
no
caballos
ni
otros
animales
,
sino
hombres
(
1979
,
p
.
308
).
Al
leerlos
con
los
ojos
de
la
modernidad
,
Karl
Popper
quedó
escandalizado
de
estos
argumentos
,
y
de
estas
ideas
,
en
La
sociedad
abierta
y
sus
enemigos
.
¿
Ideal
trasnochado
que
los
hombres
del
presente
han
superado
como
se
ha
dejado
las
espadas
para
hacer
la
guerra
,
o
las
carretas
para
desplazarse
de
un
lugar
a
otro
?
De
ninguna
manera
.
La
utopía
platónica
de
una
sociedad
gobernada
por
sabios
sigue
presente
,
vigente
,
en
el
imaginario
colectivo
.
Solo
que
el
lenguaje
se
ha
actualizado
,
y
hoy
,
aunque
nadie
habla
del
gobierno
de
los
sabios
,
muchas
personas
expresan
su
confianza
,
y
aspiración
,
por
un
gobierno
de
los
técnicos
,
el
ideal
de
la
tecnocracia
,
el
gobierno
de
los
que
han
estudiado
y
que
con
sus
credenciales
académicas
,
se
cree
,
están
mejor
capacitados
para
identificar
las
raíces
profundas
de
los
problemas
sociales
y
para
proponer
las
soluciones
más
idóneas
,
no
sólo
eficientes
sino
justas
.
La
antigua
utopía
platónica
se
expresa
hoy
en
la
inocente
creencia
que
la
falta
de
educación
es
raíz
de
muchos
,
tal
vez
todos
,
los
problemas
de
la
sociedad
.
Hay
quien
cree
incluso
que
los
crímenes
,
tanto
los
patrimoniales
como
los
pasionales
,
se
explican
por
la
“
falta
de
educación
”.
Sin
duda
,
la
palabra
“
educación
”
puede
ser
ambigua
.
Nuestros
abuelos
decían
que
una
persona
educada
era
aquella
que
era
cortés
en
el
trato
con
sus
semejantes
,
aquella
que
no
olvidaba
el
uso
permanente
de
la
amabilidad
,
la
cortesía
,
esas
pautas
de
conducta
burguesas
pero
que
hacían
agradable
la
convivencia
,
y
que
muchos
hoy
echamos
en
falta
,
pues
su
uso
se
ha
ido
olvidando
en
las
sociedades
modernas
.
Otros
eran
los
ilustrados
,
los
letrados
,
los
que
sabían
mucho
porque
habían
leído
o
viajado
más
que
el
común
de
los
mortales
.
Por
otra
parte
,
hay
quienes
hacen
de
la
educación
sinónimo
de
años
de
escolaridad
formal
,
y
con
inocencia
o
candidez
,
creen
que
una
mayor
escolaridad
,
o
una
instrucción
más
prolongada
,
supone
necesariamente
un
alza
en
las
cualidades
morales
del
sujeto
.
Visión
equívoca
,
pues
puede
haber
gente
con
décadas
de
escolaridad
pero
con
dudosas
conductas
morales
,
de
las
misma
forma
que
pueden
haber
analfabetos
con
una
moral
ejemplar
.
El
conocimiento
,
hoy
pensamos
,
poco
tiene
que
ver
con
los
nobles
sentimientos
o
sólidas
convicciones
morales
.
Las
instituciones
educativas
promueven
de
forma
descarada
estos
ideales
.
Es
comprensible
,
se
justifican
socialmente
con
tales
creencias
y
quienes
trabajan
en
ellas
ganan
sus
ingresos
con
su
expansión
y
auge
.
O
sea
,
son
parte
interesada
en
el
asunto
,
y
la
sociedad
debería
escuchar
con
sana
desconfianza
sus
apologías
del
poder
liberador
del
conocimiento
.
Quien
hace
de
la
educación
sinónimo
de
instrucción
,
y
encima
postula
la
necesidad
de
aumentar
la
escolaridad
de
la
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50
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__________________________________________________________________
gente
,
en
la
premisa
que
la
escuela
o
la
universidad
los
hará
,
por
un
lado
mejores
personas
,
y
por
otro
,
los
capacitará
mejor
para
el
gobierno
de
los
hombres
,
resucita
la
utopía
platónica
de
la
sociedad
gobernada
por
el
monopolio
de
los
“
educados
”.
Que
la
utopía
platónica
es
sólo
eso
,
e
incluso
un
mal
ideal
para
apostar
por
él
,
se
puede
considerar
desde
dos
aspectos
.
Primero
,
el
ideal
de
sabiduría
o
conocimiento
que
Platón
tenía
en
su
tiempo
es
radicalmente
distinto
de
lo
que
tenemos
en
el
mundo
moderno
.
Platón
concebía
el
conocimiento
como
un
saber
totalizador
que
suponía
una
profunda
comprensión
de
la
realidad
.
La
Verdad
era
la
sabiduría
que
liberaba
las
fuerzas
humanas
por
el
uso
de
la
razón
.
Pero
la
realidad
,
la
verdadera
realidad
,
según
Platón
,
no
es
el
conjunto
de
percepciones
que
llegan
a
nuestra
mente
en
virtud
de
los
sentidos
;
el
mundo
en
que
vivimos
,
al
ser
contingente
y
sujeto
a
la
corrupción
,
la
enfermedad
y
la
muerte
,
no
es
la
verdadera
realidad
,
y
este
mundo
,
en
consecuencia
,
no
es
la
realidad
a
la
que
aspira
la
razón
.
La
realidad
,
la
verdadera
,
creía
Platón
,
era
el
mundo
de
las
ideas
.
Nuestras
ideas
sobre
la
verdad
y
el
conocimiento
son
hoy
dramáticamente
distintas
.
La
realidad
a
cuyo
conocimiento
aspiran
las
ciencias
modernas
es
este
mundo
contingente
.
El
mundo
de
las
ideas
platónicas
no
es
hoy
,
para
nosotros
,
más
que
un
conjunto
de
constructos
que
están
en
nuestra
cabeza
,
y
cuya
validez
depende
de
su
utilidad
para
percibir
e
interpretar
la
realidad
material
.
El
hombre
de
ciencia
moderno
no
aspira
a
una
liberación
espiritual
por
el
ejercicio
de
la
razón
,
como
ocurría
con
Platón
.
Simplemente
busca
comprender
cómo
funciona
el
mundo
material
y
,
aspecto
fundamental
,
es
consciente
de
las
limitaciones
tanto
de
la
razón
humana
como
de
la
fiabilidad
de
los
sentidos
con
plena
lucidez
en
cuanto
a
la
provisionalidad
del
conocimiento
humano
.
Además
,
hoy
con
el
desarrollo
de
la
ciencia
moderna
,
el
universo
del
conocimiento
se
ha
expandido
a
dimensiones
que
Platón
jamás
hubiera
imaginado
,
pero
simultáneamente
la
especialización
del
conocimiento
hace
que
cada
hombre
de
ciencia
sepa
mucho
de
una
fracción
,
de
una
parcela
,
del
saber
total
,
pero
sea
al
mismo
tiempo
un
ilustre
ignorante
del
resto
.
El
ilustre
jurista
será
un
absoluto
neófito
en
cuestiones
matemáticas
,
mientras
que
la
autoridad
en
entomología
será
un
absoluto
ignorante
en
cuestiones
de
astronomía
.
O
sea
,
nunca
como
antes
la
humanidad
tuvo
tanto
conocimiento
sobre
la
naturaleza
,
la
sociedad
o
el
hombre
,
pero
cada
hombre
de
ciencia
nunca
fue
tan
ignorante
con
respecto
a
las
disciplinas
que
no
son
de
su
área
de
competencia
.
Mal
pues
puede
creerse
que
la
sociedad
puede
ser
gobernada
con
justicia
por
estos
hombres
sabios
e
ignorantes
en
forma
simultánea
.
Pero
,
en
segundo
lugar
,
en
mi
entender
,
fue
Adam
Smith
quien
formuló
la
más
demoledora
crítica
a
la
utopía
platónica
.
Se
trata
de
un
breve
pasaje
de
la
Riqueza
de
las
naciones
,
en
la
segunda
parte
del
Libro
V
,
“
De
los
gastos
de
justicia
”,
sección
en
la
cual
Smith
proporciona
los
argumentos
de
por
qué
el
Estado
debe
hacerse
responsable
de
la
administración
de
justicia
.
En
primer
lugar
,
Smith
,
siguiendo
a
John
Locke
,
se
declara
partidario
de
la
concepción
por
la
cual
el
Estado
existe
para
proteger
la
propiedad
privada
.
En
efecto
,
luego
de
señalar
de
que
“
allí
donde
existen
grandes
patrimonios
,
hay
también
una
gran
desigualdad
”,
concluye
:
“
En
consecuencia
,
la
adquisición
de
__________________________________________________________________
51
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__________________________________________________________________
grandes
y
valiosas
propiedades
exige
necesariamente
el
establecimiento
de
un
gobierno
civil
”
(
1776
,
p
.
629
).
Para
Smith
,
la
avaricia
y
ambición
de
los
ricos
,
por
un
lado
,
y
el
odio
al
trabajo
,
el
amor
a
los
placeres
presentes
y
la
envidia
en
los
pobres
,
que
los
impulsa
al
despojo
de
los
primeros
,
hacen
necesaria
la
mano
del
magistrado
civil
,
que
deberá
castigar
sin
titubeos
los
delitos
contra
la
propiedad
,
para
asegurar
el
buen
sueño
de
los
ricos
.
Pero
la
existencia
del
Estado
exige
la
subordinación
tanto
de
ricos
como
de
pobres
a
tal
poder
.
Por
lo
tanto
,
Smith
pasa
a
reflexionar
sobre
cómo
las
sociedades
eligen
a
los
hombres
que
habrán
de
gobernarlas
,
o
cómo
se
legitiman
las
jerarquías
.
El
ejercicio
del
poder
supone
la
subordinación
de
los
gobernados
.
Para
que
un
gobierno
tenga
legitimidad
,
los
gobernados
deben
aceptar
su
subordinación
a
quienes
detentan
el
poder
.
Esto
implica
que
quienes
aspiren
a
tener
la
superioridad
que
otorga
el
mando
deben
tener
algunas
cualidades
que
los
demás
reconozcan
como
válidas
y
valiosas
para
ejercer
el
mando
:
la
obediencia
(
y
en
ciertos
casos
,
la
lealtad
)
exige
ciertas
cualidades
por
parte
de
los
aspirantes
a
gobernantes
.
Se
constata
que
la
utopía
platónica
se
ubica
en
la
primera
posibilidad
.
Sin
embargo
,
Smith
cuestiona
la
posibilidad
de
que
las
sociedades
elijan
a
sus
gobernantes
sobre
la
base
de
las
cualidades
personales
.
La
fuerza
física
no
parece
suficiente
credencial
para
ejercer
el
mando
,
pues
será
incapaz
de
doblegar
la
oposición
de
un
puñado
de
hombres
,
aunque
fueran
físicamente
débiles
;
además
que
la
legitimidad
que
confiere
la
fuerza
carece
de
autoridad
,
dice
Smith
,
si
no
está
acompañada
de
otras
virtudes
“
del
alma
”.
Luego
,
¿
se
debe
entender
que
las
cualidades
personales
como
la
prudencia
,
la
sabiduría
,
la
virtud
,
la
justicia
,
etc
.,
serán
aval
necesario
y
suficiente
para
otorgar
autoridad
y
ganar
la
subordinación
del
prójimo
?
El
problema
,
señala
Smith
,
es
que
se
trata
de
cualidades
no
visibles
,
no
evidentes
,
y
por
ello
siempre
serán
objeto
de
controversia
e
impugnación
.
¿
Cómo
determinar
el
grado
de
virtud
de
un
hombre
?
¿
Cómo
medir
su
grado
de
sabiduría
,
o
cuantificar
su
prudencia
?
¿
Cómo
,
y
en
virtud
de
qué
mecanismo
o
criterio
,
se
puede
establecer
que
A
es
más
sabio
,
o
más
prudente
,
o
más
virtuoso
que
B
?
Así
,
Smith
pone
el
dedo
en
la
llaga
,
por
hacer
uso
de
una
metáfora
popular
.
Las
cualidades
más
valiosas
para
ganar
la
subordinación
de
las
personas
,
son
las
más
relativas
desde
el
punto
de
vista
de
su
verificación
.
Por
ello
,
Smith
concluye
:
Smith
identifica
cuatro
posibilidades
:
(
1
)
“
la
superioridad
de
las
cualidades
personales
,
como
son
la
fuerza
,
la
belleza
y
la
agilidad
corporal
;
la
sabiduría
,
la
virtud
,
la
prudencia
y
la
justicia
,
la
fortaleza
y
la
moderación
en
los
juicios
”;
(
2
)
“
la
superioridad
que
confiere
la
edad
”;
(
3
)
“
la
superioridad
de
la
fortuna
”;
y
(
4
)
“
la
superioridad
del
nacimiento
”
(
1776
,
pp
.
629-32
).
Ahora
bien
,
no
existe
sociedad
,
bárbara
o
civilizada
,
que
haya
considerado
conveniente
jamás
establecer
las
normas
de
precedencia
,
rango
o
subordinación
de
acuerdo
con
estas
cualidades
invisibles
,
sino
más
bien
con
arreglo
a
algo
que
es
más
evidente
y
tangible
(
1776
,
p
.
630
).
En
este
punto
,
Smith
pasa
a
considerar
la
superioridad
que
pueden
otorgar
la
edad
,
la
riqueza
o
la
dinastía
,
cualidades
personales
todas
ellas
,
pero
verificables
,
y
hasta
medibles
en
algún
caso
.
Al
final
,
su
conclusión
es
que
,
dado
que
la
preemi-
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