| La libertad y el psicoanálisis | | | |
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__________________________________________________________________
Carlos
Seijas
La
Libertad
y
el
Psicoanálisis
¿
Qué
sentido
dar
al
término
“
libertad
”
en
el
ámbito
del
psicoanálisis
?
Tanto
si
se
lo
asimila
de
entrada
,
en
su
acepción
común
,
a
la
voluntad
,
como
si
se
le
otorga
una
eficacia
inaugural
en
la
constitución
del
sujeto
(
como
en
algunas
filosofías
idealistas
),
resulta
claro
que
todo
,
en
la
clínica
,
nos
impide
otorgar
crédito
a
ese
concepto
.
Cualquiera
sea
la
estructura
clínica
,
es
imposible
concebir
que
un
sujeto
pueda
saltar
por
encima
del
orden
significante
que
lo
constituye
en
el
Otro
1
para
causarse
a
sí
mismo
o
torcer
su
destino
.
Pero
¿
si
hubiera
otro
modo
de
encarar
el
concepto
de
libertad
que
no
sea
contraponerlo
a
su
pretendido
opuesto
?
¿
Si
se
lo
pudiera
pensar
en
una
perspectiva
diferente
que
la
que
define
la
libertad
Carlos
Seijas
es
Doctor
en
Sociología
por
la
Universidad
Complutense
de
Madrid
,
Magíster
Scientis
en
Métodos
Matemáticos
Aplicados
a
las
Ciencias
Sociales
por
la
Universidad
de
Costa
Rica
,
y
Psicólogo
por
la
Universidad
Francisco
Marroquín
(
Guatemala
).
Investigador
asociado
del
Instituto
de
Psicoanálisis
y
Psicoterapia
de
la
Universidad
de
Viena
y
del
Centro
de
Investigaciones
Psicológicas
y
Sociales
de
la
Universidad
Santa
María
la
Antigua
en
Panamá
.
Miembro
de
la
Asociación
Guatemalteca
de
Filosofía
.
1
Designa
la
alteridad
radical
,
la
otredad
que
trasciende
la
otredad
ilusoria
de
lo
imaginario
,
porque
no
puede
asimilarse
mediante
la
identificación
.
Lacan
equipara
esta
alteridad
radical
con
el
lenguaje
y
la
ley
,
de
modo
que
el
gran
Otro
es
lo
simbólico
en
cuanto
está
particularizado
para
cada
sujeto
.
como
ignorancia
de
la
heteronomía
de
la
ley
del
inconsciente
?
¿
O
diferente
de
la
óptica
por
cierto
más
modesta
de
psicologías
marcadas
a
fuego
por
la
positividad
del
objeto
y
que
propugnan
una
supuesta
liberación
del
Otro
(
de
ésas
que
dicen
por
ejemplo
que
el
perverso
es
más
“
libre
”
que
el
neurótico
,
en
el
sentido
vulgar
de
traspasar
los
límites
de
la
ley
o
de
realizar
sus
fantasías
)?
La
pregunta
adquiere
un
relieve
particular
en
el
caso
Sartre
.
Habiendo
formulado
primero
una
versión
“
existencialista
”
de
una
libertad
para
nada
,
aparentemente
desligada
de
todo
enraizamiento
en
algo
que
no
sea
ella
misma
,
habiéndola
corregido
luego
y
sin
explicación
ninguna
,
en
la
fase
de
la
posguerra
,
por
un
humanismo
que
reivindica
tácitamente
el
reverso
del
formalismo
kantiano
de
la
voluntad
(
donde
prevalece
la
idea
de
un
objeto
de
la
ley
:
el
hombre
como
fin
y
no
como
medio
),
Sartre
fomentó
,
tal
vez
a
su
pesar
en
su
forma
más
espectacular
,
el
malentendido
respecto
de
la
libertad
.
¿
En
cuál
Sartre
hay
que
creer
?
¿
En
el
que
le
hace
decir
orgullosamente
al
Orestes
de
Las
Moscas
:
“
Soy
un
hombre
,
Júpiter
,
y
cada
hombre
debe
inventar
su
camino
”
2
?
O
en
el
que
agrega
,
siempre
por
boca
de
Orestes
,
presa
de
desesperada
impotencia
:
“
me
sentí
completamente
solo
,
en
medio
de
tu
mundito
benigno
,
[
…
]
y
ya
no
hubo
nada
en
el
cielo
,
ni
bien
,
ni
mal
,
ni
nadie
que
2
Jean-Paul
Sartre
,
Las
moscas
(
Buenos
Aires
:
Editorial
Losada
,
1948
),
p
.
40
.
__________________________________________________________________
Laissez-Faire
13
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__________________________________________________________________
me
diera
órdenes
.”
3
¿
Cuál
es
el
sujeto
de
Sartre
?
¿
El
que
afirma
una
autonomía
de
la
voluntad
,
o
el
que
se
encuentra
con
un
Otro
que
no
responde
y
donde
la
libertad
se
define
,
en
el
fondo
,
como
la
manifestación
de
la
falta
en
el
Otro
?
Una
lectura
atenta
de
la
evolución
de
sus
tesis
demuestra
que
es
la
segunda
alternativa
la
que
predomina
.
Al
insistir
en
un
sujeto
libre
pero
condenado
(
a
ser
libre
),
Sartre
inscribe
dramáticamente
la
libertad
en
la
misma
paradoja
que
toda
filosofía
digna
de
ese
nombre
,
clásica
o
moderna
,
la
liga
indisolublemente
con
lo
Otro
de
sí
misma
.
A
condición
,
claro
está
,
de
no
concebir
ese
vínculo
con
lo
que
ella
no
es
como
una
relación
de
exterioridad
(
como
lo
presupone
falsamente
el
determinismo
o
la
psicología
positivista
,
incluso
en
sus
versiones
freudianas
)
ni
como
el
simple
contrario
de
otro
término
(
llámeselo
necesidad
,
destino
,
fatalidad
,
Naturaleza
),
sino
precisamente
como
una
instancia
heterogénea
a
cualquier
opuesto
pensable
.
Así
,
una
de
sus
primeras
definiciones
(
anotada
en
los
Carnets
de
Guerra
)
reza
:
la
libertad
es
el
eslabón
que
falta
entre
“
el
acto
y
sus
móviles
”
(
sus
móviles
deterministas
,
se
entiende
),
es
decir
,
una
discontinuidad
entre
la
acción
y
lo
que
pueda
determinarla
desde
afuera
.
Se
lee
ya
en
esta
formulación
la
distinción
crucial
entre
la
libertad
como
causa
de
efectos
reales
y
la
referencia
a
esa
“
nada
”
que
en
El
Ser
y
la
Nada
4
separa
al
sujeto
de
su
“
fondo
de
mundo
”
haciéndolo
inconmensurable
con
éste
y
destituyéndolo
,
en
la
“
pasión
inútil
”,
de
toda
eficacia
causal
.
Una
nada
imperceptible
hace
que
el
sujeto
no
pueda
ser
Uno
con
3
Ibid
.,
p
.
40
.
lo
Otro
y
converge
,
en
la
misma
obra
,
con
la
definición
del
deseo
como
imposibilidad
de
alcanzar
esa
unidad
ontológica
.
Esa
misma
nada
le
hará
decir
a
Sartre
que
nunca
somos
tan
libres
como
entre
las
paredes
de
una
cárcel
.
Más
tarde
(
en
los
Cuadernos
para
una
Moral
5
),
dirá
que
la
enfermedad
,
incluso
mortal
,
no
nos
exime
de
ser
libres
.
Se
lo
ve
:
la
libertad
no
tiene
nada
que
ver
con
el
poder
de
modificar
o
superar
factores
externos
,
no
es
tampoco
una
facultad
psíquica
en
el
sentido
clásico
sino
que
apunta
de
entrada
a
una
negatividad
originaria
,
anterior
a
un
contenido
cualquiera
de
la
libertad
(
los
derechos
,
la
libertad
de
prensa
,
de
opinión
,
etc
.).
El
problema
es
demasiado
complejo
para
dirimirlo
en
unos
pocos
renglones
(
sobre
todo
en
lo
que
hace
a
la
psicosis
,
a
la
que
Sartre
se
acerca
en
brevísimos
relámpagos
no
exentos
de
interés
).
Sólo
diremos
que
la
libertad
entendida
como
una
discontinuidad
entre
el
acto
y
sus
móviles
se
parece
más
a
lo
que
Lacan
pudo
concebir
como
lo
Real
,
que
todo
lo
que
puede
cogitar
una
psicología
positivista
basada
en
la
relación
determinista
causa
/
efecto
.
¿
Lo
Real
no
designa
acaso
,
entre
otras
cosas
,
en
el
campo
de
la
clínica
,
la
imposibilidad
de
atribuir
una
causa
—
objetiva
,
lineal
,
única
—
a
nuestras
interpretaciones
,
decires
y
supuestas
decisiones
?
¿
No
remite
al
agujero
en
el
trauma
?
En
este
sentido
,
lo
Real
del
significante
es
también
lo
Real
de
nuestros
actos
en
la
medida
en
que
éstos
no
tienen
garantía
en
el
Otro
.
La
libertad
no
es
el
contrario
de
otra
cosa
.
No
hice
actos
sino
gestos
,
repiten
al
unísono
los
personajes
de
Sartre
.
Traduzcamos
.
Estamos
separados
del
4
Jean-Paul
Sartre
,
El
ser
y
la
nada
,
3
vols
.
(
Buenos
Aires
:
Iberoamericana
,
1946
;
2
ª
ed
.,
1954
).
5
Jean-Paul
Sartre
,
Quaderni
per
una
morale
,
a
cura
di
F
.
Scanzio
(
Roma
:
Edizioni
Associate
,
1991
),
p
.
365
.
__________________________________________________________________
Laissez-Faire
14
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__________________________________________________________________
ser
del
Otro
,
el
Acto
absoluto
de
autocreación
nos
está
vedado
.
Nuestros
actos
son
libres
,
no
porque
funden
al
sujeto
sino
porque
le
develan
su
discontinuidad
imperceptible
pero
decisiva
con
un
supuesto
ser
del
Otro
;
no
porque
lo
afirmen
en
su
voluntad
soberana
sino
porque
nadie
ni
nada
nos
espera
en
el
Otro
.
Es
perentorio
hacer
la
historia
del
proceso
que
lleva
de
la
negatividad
(
hegeliana
y
sartreana
)
a
lo
Real
6
de
Lacan
,
porque
es
en
el
trayecto
que
lleva
de
una
a
otro
donde
se
puede
responder
a
la
pregunta
por
la
libertad
en
psicoanálisis
.
La
condición
indispensable
para
ello
es
salir
de
la
psicología
y
del
modelo
causa
/
efecto
.
Por
más
reproches
que
pueda
dirigir
a
su
“
ontología
”
un
lacanismo
autosatisfecho
,
Sartre
reasume
lo
que
fue
siempre
el
lote
de
la
libertad
,
o
sea
,
el
de
surgir
en
una
solidaridad
inalienable
con
lo
Otro
de
sí
misma
.
Así
,
en
Spinoza
la
libertad
coincide
con
la
perfecta
adaptación
a
la
sustancia
infinita
.
Incluso
el
idealista
absoluto
que
fue
Fichte
,
que
concebía
al
Yo
como
la
subsistencia
de
un
principio
absoluto
que
se
crea
a
sí
mismo
,
respondía
a
los
adversarios
que
le
reprochaban
ver
en
todos
lados
actos
libres
,
que
esos
actos
libres
eran
necesarios
.
Para
no
hablar
de
Hegel
,
para
quien
el
sujeto
absoluto
accede
a
la
libertad
a
costa
de
pasar
por
la
negatividad
(
y
alienación
en
el
Otro
).
Y
si
en
la
versión
de
San
Agustín
,
la
libertad
es
asimilada
a
la
posibilidad
del
Mal
,
muchos
de
sus
epígonos
comprendieron
que
ésta
no
es
lo
contrario
del
orden
divino
sino
lo
que
permite
,
por
medio
del
pecado
,
acceder
a
ese
orden
divino
.
(
Lacan
se
inscribe
de
6
Lacan
ubicaba
lo
real
del
lado
de
lo
incognoscible
e
inasimilable
,
mientras
que
la
realidad
designa
las
representaciones
subjetivas
que
son
un
producto
de
articulaciones
simbólicas
e
imaginaras
.
lleno
,
a
partir
de
la
Etica
,
en
la
tradición
que
hace
del
Mal
una
falla
que
tacha
al
Otro
,
despojándolo
del
objeto
Bien
.)
Que
Sartre
se
inscriba
en
esa
mencionada
solidaridad
,
lo
prueba
el
hecho
de
que
haya
terminado
por
decir
,
en
El
Idiota
de
la
Familia
,
7
que
el
síntoma
de
Flaubert
fue
“
la
expresión
máxima
de
su
libertad
.”
Su
último
gesto
teórico
habrá
hecho
de
Sartre
(
paradójico
enemigo
del
psicoanálisis
)
su
más
íntimo
cómplice
.
Movido
probablemente
por
la
prudencia
que
impone
la
experiencia
clínica
,
Lacan
eludió
siempre
la
libertad
pero
la
trató
,
como
toda
la
tradición
anterior
,
a
través
de
la
pregunta
por
la
causalidad
(
en
su
terminología
,
la
causación
del
sujeto
).
Todo
su
cuestionamiento
de
la
causalidad
en
el
terreno
del
deseo
,
el
síntoma
y
el
trauma
,
lo
lleva
a
postular
un
vacío
en
el
lugar
de
la
respuesta
lineal
o
realista
a
las
preguntas
insistentes
e
ineliminables
que
atraviesan
la
clínica
:
¿
Por
qué
hice
tal
cosa
?
¿
Cómo
llegué
a
esto
?
¿
Por
qué
no
puedo
decidir
?
(
Y
de
un
modo
más
ingenuo
:
¿
qué
o
quién
es
el
causante
de
lo
que
me
pasa
?)
Al
suspender
una
respuesta
dada
como
una
causa
última
al
porqué
,
Lacan
(
y
el
psicoanalista
)
establecen
una
conexión
íntima
entre
el
concepto
de
lo
Real
y
lo
que
la
filosofía
llamó
libertad
.
La
excepción
sartreana
habrá
consistido
en
recordarnos
con
una
fuerza
inigualable
que
es
inútil
rellenar
ese
vacío
con
una
Causa
y
a
la
vez
,
que
no
hay
más
remedio
que
rellenarlo
(
pero
no
de
un
modo
determinista
).
Su
frase
,
se
lo
ve
,
¿
se
inscribe
en
la
tercera
antinomia
kantiana
(
la
referida
a
la
libertad
):
en
el
acto
humano
,
la
causalidad
es
entendible
según
la
serie
de
cau-
7
Jean-Paul
Sartre
,
L
’
Idiot
de
la
Famille
:
Gustave
Flaubert
,
1821-1857
(
París
:
Gallimard
,
1972
),
p
.
20
.
__________________________________________________________________
Laissez-Faire
15
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__________________________________________________________________
sas
y
efectos
propia
de
la
naturaleza
,
o
de
acuerdo
a
una
causalidad
libre
,
sin
agente
primero
?
No
otro
,
dicho
sea
de
paso
,
es
el
origen
de
la
“
ética
paradójica
del
goce
”
de
Lacan
en
La
Etica
del
psicoanálisis
.
8
Esa
tercera
antinomia
,
de
la
que
Heidegger
extrajo
la
idea
de
finitud
,
y
de
la
que
dijera
alguna
vez
que
es
la
antinomia
privilegiada
entre
las
cuatro
expuestas
por
la
Crítica
de
la
Razón
Pura
,
en
una
última
fase
para
tratar
un
problema
que
nunca
lo
abandonó
,
Sartre
dirá
en
su
biografía
sobre
Flaubert
algo
que
está
muy
cerca
de
la
clínica
,
o
sea
,
que
la
verdadera
libertad
de
Flaubert
reside
en
su
síntoma
,
que
Sartre
reconstruye
en
un
agotador
esfuerzo
metodológico
como
compromiso
entre
el
mandato
del
padre
(
muere
,
no
eres
nada
)
y
su
deseo
de
escribir
.
La
conclusión
no
tiene
nada
de
psicoanalítico
,
hasta
el
punto
de
que
el
síntoma
como
expresión
máxima
de
la
libertad
(
conclusión
a
la
que
Sartre
llega
después
de
años
y
años
de
reformulaciones
de
la
libertad
que
hicieron
de
él
un
paradójico
enemigo
del
psicoanálisis
),
retoma
una
intuición
inicial
nunca
desmentida
(
ni
por
él
ni
por
toda
la
filosofía
que
merece
su
nombre
);
o
sea
,
que
hablar
de
la
libertad
es
comprometerse
de
entrada
con
lo
Otro
de
la
libertad
,
que
no
se
es
libre
en
el
sentido
de
cambiar
el
mundo
exterior
sino
en
el
mucho
más
complejo
de
estar
separado
de
lo
Otro
(
y
de
asumirlo
en
la
acción
).
La
libertad
reclamada
por
las
filosofías
de
la
existencia
tiene
su
origen
en
la
tercera
antinomia
de
Kant
.
Ricoeur
dirá
que
a
partir
de
las
antinomias
kantianas
,
“
la
libertad
no
podrá
entrar
en
la
serie
de
la
Naturaleza
.”
9
Lacan
,
movido
proba-
8
Jacques
Lacan
,
El
Seminario
,
Libro
VII
:
La
ética
del
psicoanálisis
(
Buenos
Aires
,
1996
).
9
Paul
Ricoeur
,
Caminos
del
reconocimiento
(
Madrid
:
Editorial
Trotta
,
2005
),
p
.
25
.
blemente
por
la
prudencia
que
impone
la
experiencia
clínica
,
no
se
refirió
nunca
a
la
libertad
sino
para
excluirla
,
pero
la
trató
sin
embargo
bajo
el
término
de
causalidad
en
su
pregunta
por
la
causación
del
sujeto
(
tándem
entre
libertad
y
causalidad
inseparable
en
la
filosofía
e
inseparable
del
problema
de
la
subjetividad
).
En
este
sentido
,
todo
el
cuestionamiento
de
Lacan
de
la
causalidad
determinista
en
el
terreno
del
síntoma
,
del
trauma
,
lo
lleva
a
postular
un
agujero
en
el
Otro
,
una
falta
fundamental
de
medida
común
entre
lo
que
falta
al
Otro
y
la
pregunta
insistente
,
insuprimible
,
por
la
causa
,
que
la
clínica
vehicula
sin
cesar
:
¿
por
qué
hice
tal
cosa
?
¿
Qué
me
llevó
a
decidir
tal
otra
?
Y
más
ingenuamente
¿
Quién
o
qué
es
el
culpable
o
responsable
de
haber
llegado
a
lo
que
llegué
?
Al
no
responder
a
estas
preguntas
de
un
modo
determinista
,
de
acuerdo
a
una
causa
lineal
,
real
,
Lacan
establece
una
conexión
íntima
entre
el
concepto
de
lo
Real
y
libertad
y
no
hace
más
que
profundizar
la
vocación
tradicional
de
la
libertad
a
no
poder
definirse
sino
desde
adentro
de
lo
que
la
determina
.
Que
hablar
de
la
libertad
es
comprometerse
de
entrada
con
lo
Otro
de
la
libertad
,
que
no
se
es
libre
en
el
sentido
de
cambiar
el
mundo
exterior
sino
en
el
mucho
más
complejo
de
estar
separado
de
lo
Otro
(
y
de
asumirlo
en
la
acción
).
No
otra
es
la
vocación
de
la
subjetividad
en
Lacan
,
en
quien
lo
Real
suspende
la
causa
determinista
.
¿
Qué
importa
,
en
efecto
,
que
el
inconsciente
se
manifieste
solo
en
el
après-coup
,
si
algo
en
el
après-coup
nos
revela
que
el
inconsciente
es
tal
?
¿
Qué
importa
que
Edipo
en
Colono
se
arranque
los
ojos
,
dando
prueba
de
que
no
se
puede
ver
eso
que
nos
aliena
a
lo
Otro
y
nos
divide
como
sujetos
,
si
de
algún
modo
en
ese
saber
del
après-coup
se
abre
una
“
nada
,”
que
el
psicoanálisis
no
le
podrá
sacar
nunca
a
Sartre
,
ya
que
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Laissez-Faire
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