| La expansión del estado moderno y los obstáculos a las reformas | | | |
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__________________________________________________________________
Carlos
Sabino
La
Expansión
del
Estado
Moderno
y
los
Obstáculos
a
las
Reformas
La
Expansión
del
Estado
y
el
renacer
liberal
El
siglo
XX
nos
acostumbró
a
un
proceso
de
consolidación
y
expansión
del
estado
que
venía
desarrollándose
,
sin
duda
,
desde
bastante
tiempo
atrás
.
No
en
vano
fue
el
siglo
del
comunismo
,
el
de
los
totalitarismos
nazi
y
fascista
,
el
de
la
creación
y
difusión
del
actual
estado
de
bienestar
.
Resulta
oportuno
destacar
que
el
proceso
al
que
nos
referimos
significó
el
predominio
irrestricto
del
estado
nacional
y
la
desaparición
casi
total
de
otras
formas
de
estado
previas
:
imperios
,
monarquías
patrimoniales
,
formas
derivadas
del
tribalismo
,
etc
.
El
crecimiento
del
estado
consistió
en
una
enorme
expansión
de
sus
funciones
y
en
el
paralelo
aumento
de
su
dimensión
cuantitativa
,
especialmente
en
cuanto
al
número
de
sus
funcionarios
y
el
monto
de
los
recursos
económicos
a
su
disposición
.
Sobre
las
funciones
mínimas
y
esenciales
del
estado
,
desde
la
segunda
mitad
del
siglo
XIX
se
tejió
una
trama
compleja
de
actividades
que
incluyeron
no
sólo
la
tradicional
construcción
de
obras
públicas
sino
también
políticas
sociales
y
culturales
,
económicas
,
financieras
y
de
casi
cualquier
otra
naturaleza
,
llegándose
al
punto
de
que
prácticamente
nada
quedó
excluido
de
las
posibles
competencias
de
la
institución
estatal
.
El
extremo
de
esta
tendencia
lo
constituyó
el
llamado
totalitarismo
,
concepto
puesto
en
boga
por
Benito
Mussolini
,
1
quien
expresó
que
para
el
fascismo
nada
quedaba
fuera
del
estado
y
de
su
esfera
de
influencia
,
que
no
estaba
dispuesto
a
tolerar
ningún
ámbito
de
acción
estricta
y
totalmente
privado
.
El
comunismo
había
ya
superado
,
en
la
práctica
,
el
totalitarismo
de
Mussolini
,
pero
aún
en
los
estados
más
o
menos
democráticos
y
liberales
de
Occidente
el
estado
absorbió
funciones
que
antes
estaban
reservadas
a
la
Iglesia
o
los
gremios
y
creó
asimismo
muchas
otras
nuevas
.
Carlos
Sabino
,
sociólogo
argentino
/
venezolano
,
es
profesor
visitante
de
la
Universidad
Francisco
Marroquín
.
(
Una
versión
preliminar
de
este
trabajo
,
con
el
título
de
“
Estado
y
Sociedad
,”
ha
sido
publicada
en
La
Ilustración
Liberal
[
Madrid
,
2003
].
El
texto
explora
algunas
de
las
ideas
de
un
libro
que
prepara
el
autor
.
Los
comentarios
y
las
críticas
de
cualquier
naturaleza
,
por
lo
tanto
,
serán
cálidamente
bienvenidos
.)
El
auge
del
estatismo
—
tanto
en
la
práctica
como
en
la
teoría
—
significó
que
las
ideas
fundamentales
del
liberalismo
pasasen
a
un
segundo
plano
:
muchos
las
consideraron
como
obsoletas
,
superadas
por
los
tiempos
,
y
otros
las
calificaron
1Véase
Stanley
G
.
Payne
,
A
History
of
Fascism
,
1914-1945
(
University
of
Wisconsin
Press
,
1995
),
pp
.
121
et
seq
.
__________________________________________________________________
Laissez-Faire
1
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__________________________________________________________________
como
carentes
de
contenido
social
,
basadas
en
un
individualismo
a
veces
adjetivado
como
“
burgués
”
y
siempre
desacreditado
como
generador
de
injusticia
.
Diversas
ideologías
que
—
de
un
modo
u
otro
—
pueden
llamarse
colectivistas
,
se
impusieron
entonces
en
el
debate
mundial
:
desde
el
comunismo
hasta
las
variantes
más
moderadas
del
socialismo
democrático
,
desde
el
nacional-socialismo
hasta
el
comunitarismo
cristiano
.
El
panorama
excluyó
casi
por
completo
a
las
propuestas
que
abogaban
por
gobiernos
limitados
,
respeto
irrestricto
a
los
derechos
individuales
y
vigencia
plena
de
las
libertades
económicas
.
Esta
tendencia
hacia
el
estatismo
llegó
,
en
el
último
cuarto
del
siglo
XX
,
hasta
extremos
que
permitieron
apreciar
sus
profundas
debilidades
y
las
falacias
teóricas
sobre
las
que
se
asentaba
.
Para
no
hablar
de
la
implosión
comunista
—
que
derrumbó
casi
súbitamente
un
sistema
que
pretendía
trazar
el
rumbo
de
la
humanidad
para
todo
el
futuro
imaginable
—
mencionemos
el
abandono
de
las
políticas
keynesianas
,
que
mostraron
su
ineficiencia
hacia
la
década
de
los
setenta
y
el
viraje
hacia
la
economía
de
mercado
que
se
produjo
casi
simultáneamente
en
países
tan
distintos
como
Chile
,
el
Reino
Unido
,
los
Estados
Unidos
y
la
China
comunista
.
Este
giro
puso
fin
a
la
expansión
del
estado
que
ya
mencionamos
y
representó
,
por
lo
tanto
,
un
renacer
de
las
ideas
de
libertad
,
una
esperanza
de
que
pudiese
volverse
hacia
los
estados
más
limitados
de
épocas
anteriores
.
Pero
,
según
lo
que
hemos
visto
en
tiempos
recientes
,
no
se
sacaron
todas
las
conclusiones
posibles
del
fracaso
del
estatismo
y
no
se
pusieron
tampoco
en
práctica
las
medidas
necesarias
para
invertir
de
un
modo
profundo
y
continuo
la
tendencia
hacia
la
expansión
del
estado
.
Todo
parece
haberse
reducido
a
algunas
reformas
parciales
,
llevadas
a
cabo
con
muchas
limitaciones
,
en
un
contexto
donde
los
cambios
se
han
desarrollado
con
evidente
lentitud
y
escasa
coherencia
.
En
muy
pocos
casos
la
fracción
que
el
estado
toma
del
PIB
disminuyó
de
un
modo
sensible
y
,
cuando
lo
hizo
,
a
los
pocos
años
se
restablecieron
niveles
de
participación
bastante
similares
a
los
de
la
época
anterior
;
las
privatizaciones
alcanzaron
una
aceptable
cifra
en
varios
países
durante
algunos
años
pero
,
en
definitiva
,
el
impulso
siempre
se
perdió
después
de
algunas
operaciones
de
magnitud
;
la
reforma
de
los
sistemas
estatales
de
seguridad
social
ha
avanzado
en
una
buena
dirección
pero
al
observador
neutral
le
puede
asombrar
la
parsimonia
con
que
se
ha
realizado
,
y
las
inmensas
trabas
que
se
le
han
interpuesto
en
casi
todas
las
naciones
.
Es
cierto
que
las
formas
más
toscas
de
intervencionismo
se
han
ido
abandonando
en
casi
todo
el
mundo
,
pero
es
preciso
anotar
también
que
continúan
muchas
otras
,
que
siempre
existen
fuertes
presiones
para
imponer
otras
nuevas
,
que
los
mercados
de
trabajo
,
los
agrícolas
y
muchos
otros
siguen
todavía
fuertemente
regulados
.
En
suma
,
y
para
no
abrumar
al
lector
con
los
pormenores
de
una
crónica
que
seguramente
conoce
,
es
posible
concluir
que
el
giro
hacia
el
mercado
,
o
las
reformas
estructurales
—
para
decirlo
con
la
expresión
que
suele
utilizarse
en
Hispanoamérica
—
han
marchado
de
un
modo
inseguro
,
sometidas
a
fuertes
obstáculos
,
experimentando
continuas
detenciones
y
hasta
retrocesos
,
cuestionadas
y
puestas
en
duda
al
menor
asomo
de
crisis
,
sobre
todo
en
los
países
económicamente
más
débiles
que
son
,
por
cierto
,
los
que
más
las
necesitan
para
recorrer
una
senda
de
vigoroso
crecimiento
.
Ante
esto
los
liberales
,
luego
del
comprensible
entusiasmo
inicial
,
han
comen-
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Laissez-Faire
2
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zado
a
revisar
el
optimismo
con
que
se
juzgaron
los
acontecimientos
que
referimos
.
El
momento
,
entonces
,
me
parece
adecuado
para
que
nos
interroguemos
acerca
de
las
causas
profundas
de
la
expansión
estatal
,
para
que
hagamos
un
esfuerzo
que
nos
permita
comprender
los
motivos
que
la
han
promovido
y
que
hoy
hacen
tan
difícil
revertirla
.
Sólo
así
podremos
entender
por
qué
ha
sido
tan
rápido
y
sostenido
el
crecimiento
del
estado
y
tan
errático
y
limitado
,
en
cambio
,
el
camino
de
las
reformas
que
apuntan
hacia
el
libre
mercado
.
Dentro
de
esta
línea
de
pensamiento
pasaremos
a
examinar
,
entonces
,
algunos
factores
que
han
facilitado
o
condicionado
la
expansión
de
la
maquinaria
estatal
y
los
obstáculos
que
se
interponen
para
que
avancemos
en
la
dirección
contraria
.
Ello
nos
llevará
a
discutir
algunas
proposiciones
bastante
generales
que
,
pensamos
,
pueden
arrojar
cierta
luz
para
abordar
tan
complejas
cuestiones
.
riqueza
,
desconocida
en
otras
épocas
,
permitió
que
los
estados
modernos
pudiesen
ejercer
sobre
los
ciudadanos
una
presión
impositiva
muy
superior
a
la
de
las
sociedades
tradicionales
:
no
hubiese
sido
posible
aplicar
en
éstas
las
escalas
actuales
de
impuestos
pues
la
mayoría
de
los
contribuyentes
,
viviendo
en
el
límite
de
la
indigencia
,
sólo
podía
aportar
cantidades
mucho
más
limitadas
que
las
que
ahora
son
usuales
.
Pero
esta
circunstancia
sólo
debe
considerarse
como
un
prerrequisito
para
la
expansión
,
como
una
condición
necesaria
pero
no
suficiente
.
El
segundo
elemento
que
debemos
tomar
en
cuenta
,
por
la
decisiva
importancia
que
tiene
,
es
el
paso
hacia
una
forma
de
legitimación
política
que
se
asienta
en
la
soberanía
popular
.
El
punto
de
inflexión
en
este
sentido
es
la
Revolución
Francesa
,
aunque
fue
bastante
después
,
en
el
siglo
XX
,
que
se
aceptó
de
un
modo
generalizado
el
principio
de
soberanía
popular
en
la
mayoría
de
los
estados
.
Tres
factores
históricos
condicionantes
Desde
el
punto
de
vista
histórico
debemos
detenernos
,
primeramente
,
en
la
consideración
de
tres
factores
disímiles
que
permitieron
la
expansión
estatal
de
los
siglos
precedentes
.
El
primero
,
requisito
indispensable
,
fue
el
impresionante
aumento
de
la
riqueza
de
las
naciones
.
Si
hasta
el
siglo
XIX
el
producto
anual
había
permanecido
en
general
estacionario
,
con
un
crecimiento
tan
lento
que
sólo
podía
apreciarse
—
y
no
en
todos
los
casos
—
en
una
escala
secular
,
a
partir
de
la
llamada
Revolución
Industrial
se
inició
una
etapa
de
desarrollo
económico
que
se
mantiene
hasta
nuestros
días
y
que
incrementó
notablemente
el
conjunto
de
bienes
y
servicios
que
se
producen
y
consumen
.
Sólo
la
existencia
de
esta
enorme
Hasta
entonces
,
con
relativamente
pocas
excepciones
,
habían
prevalecido
sistemas
políticos
en
los
que
la
soberanía
recaía
en
algún
tipo
de
monarca
,
hereditario
o
no
,
que
justificaba
su
dominio
basándose
en
la
supuesta
voluntad
divina
.
El
rey
,
como
soberano
,
tenía
entonces
en
principio
un
poder
ilimitado
,
pues
éste
no
provenía
de
la
sociedad
sino
de
una
fuente
exterior
a
ella
,
independiente
y
superior
.
Pero
,
al
establecerse
las
cosas
de
este
modo
,
se
producía
una
paradoja
destinada
a
generar
no
pocas
consecuencias
:
la
sociedad
no
permanecía
siempre
pasiva
frente
a
los
deseos
del
monarca
,
los
resistía
a
veces
,
constituyéndose
como
un
cuerpo
social
independiente
frente
a
él
y
capaz
,
en
ocasiones
,
de
imponerle
algunos
límites
a
su
autoridad
.
Bien
conocido
es
el
ejemplo
de
la
famosa
Carta
Magna
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Laissez-Faire
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inglesa
,
de
las
cortes
,
parlamentos
y
asambleas
de
notables
que
florecieron
en
muchas
regiones
de
Europa
,
dentro
de
un
contexto
en
que
se
establecía
una
lucha
—
a
veces
intensa
—
entre
el
soberano
y
los
sectores
más
poderosos
de
la
sociedad
.
2
Al
desaparecer
esta
tensión
y
concebirse
al
estado
como
una
expresión
o
encarnación
de
toda
la
sociedad
,
de
todo
el
“
pueblo
,”
se
perdieron
las
reservas
que
se
tenían
y
las
restricciones
que
se
imponían
al
poder
estatal
,
abriéndose
así
las
puertas
a
excesos
que
no
se
habían
presenciado
hasta
entonces
:
ni
la
resistencia
de
nobles
o
burgueses
,
ni
la
tradición
ni
las
leyes
resultaron
,
a
partir
de
ese
momento
,
sólidos
diques
ante
una
voluntad
mayoritaria
que
se
arrogaba
el
derecho
a
crear
la
ley
,
a
imponerla
,
a
moldear
incluso
la
sociedad
de
acuerdo
a
sus
deseos
.
Es
cierto
que
sólo
se
llegó
a
este
último
extremo
en
circunstancias
excepcionales
,
generalmente
de
tipo
revolucionario
,
pero
no
es
menos
cierto
que
la
idea
de
soberanía
popular
es
la
que
ha
permitido
el
crecimiento
de
los
estados
modernos
sin
que
se
haya
producido
la
enorme
resistencia
que
,
en
circunstancias
similares
,
hubiesen
soportado
las
monarquías
de
otro
tiempo
.
El
último
factor
a
considerar
,
magistralmente
desarrollado
por
Popper
en
La
Sociedad
Abierta
y
sus
Enemigos
,
es
la
emergencia
de
lo
que
él
llama
un
nuevo
tribalismo
,
que
emerge
como
expresión
de
la
“
eterna
rebelión
contra
la
libertad
y
la
razón
”
ante
la
secularización
y
la
apertura
de
las
sociedades
europeas
modernas
.
Ese
tribalismo
,
que
no
es
sólo
una
filosofía
sino
también
una
actitud
y
un
sentimiento
,
se
opone
a
las
libertades
políticas
y
económicas
nacientes
contraponiéndole
un
culto
hacia
lo
colectivo
2
cf
.
Bertrand
de
Jouvenal
,
On
Power
(
Liberty
Fund
,
Indianápolis
,
1993
).
que
expresa
la
nostalgia
ante
las
sociedades
más
compactas
y
homogéneas
de
épocas
anteriores
.
Se
alarma
y
desconfía
del
supuesto
desorden
generado
por
la
libertad
y
se
refugia
entonces
en
lo
colectivo
.
Frente
al
individuo
autónomo
y
responsable
trata
de
reforzar
instancias
que
se
conciben
como
superiores
a
él
:
la
nación
,
la
raza
o
la
clase
,
por
ejemplo
.
Este
tribalismo
está
,
por
lo
tanto
,
en
el
origen
del
socialismo
y
del
fascismo
,
que
irán
emergiendo
como
sus
expresiones
concretas
,
y
se
enlaza
directamente
con
la
sacralización
del
estado
a
la
que
nos
referiremos
más
adelante
en
este
artículo
.
Otros
obstáculos
a
la
reducción
del
Estado
Los
tres
factores
que
acabamos
de
mencionar
no
alcanzan
a
explicar
por
sí
solos
,
sin
embargo
,
la
solidez
del
proceso
de
expansión
estatal
y
las
obvias
dificultades
que
se
encuentran
cuando
se
intenta
su
reversión
.
Son
apenas
como
el
marco
o
el
entorno
en
que
se
mueven
otras
fuerzas
,
mucho
más
concretas
,
que
operan
en
la
producción
del
fenómeno
señalado
.
El
siguiente
obstáculo
a
la
reducción
del
estado
que
debemos
examinar
tiene
que
ver
con
algo
así
como
una
inercia
institucional
:
una
vez
que
el
estado
asume
una
determinada
función
o
actividad
,
destinando
para
eso
el
correspondiente
presupuesto
y
creando
alguna
oficina
o
dependencia
con
un
número
determinado
de
funcionarios
a
su
cargo
,
se
produce
una
situación
en
la
que
se
generan
intereses
que
tienden
a
su
mantenimiento
y
expansión
.
Por
eso
cualquier
reforma
que
se
encamine
a
disminuir
el
poder
del
estado
con
respecto
a
la
sociedad
en
su
conjunto
presenta
,
de
partida
,
un
carácter
hasta
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Laissez-Faire
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