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Marzo-Septiembre  2002

Relación entre el orden espontáneo y el orden vital

CategoríaMarzo-Septiembre 2002Filosofía

Ernesto Loukota

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__________________________________________________________________ Ernesto Loukota Relación entre el Orden Espontáneo y el Orden Vital En el presente ensayo se pretende est a - blecer una relación comparativa entre la teoría del orden espontáneo de Friedrich von Hayek y la teoría vitalista plantea da por Henri Bergson en su obra La Evol u- ción Creadora , ya que se piensa que exis - ten nexos comunes en ambas teorías , aunque obviamente , en principio , están orientadas a distintos campos del conocimiento . Se comenzará , por una parte , definiendo los rasgos de la teoría vitali s - ta , y , por otra , mencionando algunas de las caracterí sticas fundamentales del or - den espontáneo de Hayek . Posteriormente se procederá a establecer nexos entre ambas teorías , las que podrán ser objeto de críti ca por parte del lector . Si bien , dicha revisión pretende ser lo suficient e- mente aclaratoria , no busca agotar el t e- ma en mención , sino más bien abrir un espacio específico de re flexión sobre este tema . Las posturas vitalistas propugnan la idea de que el filósofo no debe olvidar que detrás de sus planteamientos teóricos existe un principio desde el cual todo s l o s fenómenos culturales y , por ende , todas las manifestaciones humanas tienen su origen . Ese principio es la vida misma y , en cierta forma , el quehacer filosófico y científico no son más que algunas de esas manifesta ciones . Ernesto Loukota , Licenciado en Letras y Filosofía por la Universidad Rafael Landívar ( 1990 ), es actualmente catedrático en la Facultad de Ciencias Económicas , Universidad Francisco Marroquín . En términos generales , el vitalismo hace referencia a la idea de que en los organismos vivos se encuentra una fuerza vital o principio vital que se diferencia de las fuerzas físicas que rigen la materia . Algunas de las expresiones empleadas para referirse a esa fuerza o principio vital han sido , en contextos específicos : demiurgo , é lan vital , e ntelequia , nous y psique . Esta fuerza , que podría denominarse también energía , impulso , ímpetu , élan vital o agente , que promueve el desarrollo y movimiento del proceso vital , es entendida como no física , invisible e i n- tangible y no puede ser explicada por medios mecanicistas o materialistas . Evidentemente , la intervención de esta fuerza o principio vital hace que los entes vivos posean características especiales que no comparten con las cosas inertes . Algunas de esas características especiales de los seres vivos podrían resumirse , de acu erdo a Yepes y Aranguren , en : ( 1 ) Automovimiento ( lo vivo es aquello que tiene dentro de el mismo principio de su movimiento , además , vivir es un modo de ser ). ( 2 ) Unidad ( todos los seres vivos , cada uno , es uno , mientras que lo inerte puede romperse y dividirse ). ( 3 ) Inmanencia ( para el viviente , vivir es ser , en uni dad , con un mundo interior ). ( 4 ) Autorrea l i z a c i ó n ( lo vivo se distiende a lo largo del tiempo hacia una plenitud de d e s arrollo y hacia la muerte ). ( 5 ) Ritmo cíclico ( su movimiento se repite , vuelve __________________________________________________________________ Laissez - Faire 31
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__________________________________________________________________ una y otra vez a empezar , y se va desple - gando a base de movimientos repetidos , cuyas partes están internamente propor - c i o n ad a s unas con otras , hasta formar un todo unitario , una armonía que los clásicos llamaban c o s m o s ”). 1 Consecuentemente a estas caracterí s- ticas generales de los seres vivos , también hay que tomar en consideración los diversos niveles de gradación de los mismos , en relación a su escala de perfección . Entonces se habla de un primer grado en términos de vida vegetativa ( que tiene como funciones principales la nutrición , el crecimiento y la reproducción ); un segundo grado que corresponde a la vida sensitiva ( propia de los animales y que consiste en contar con un sistema perceptivo e instintivo ); y un tercer grado que se refiere a la vida intelectiva ( propia del hombre y en donde se rompe la nece - sidad del circuito estímulo-respuesta dan - do paso a que el hombre elija intelec - tualmente sus propios fines , por una parte y , por otra , que en el hombre , los medios que conducen a los fines no vienen dados , sino que hay que encontra r los ). 2 1 Ricardo Yepes y Javier Aranguren , F u n damentos de antropología : Una idea de la excelencia humana ( España : Univer sidad de N a- varra , 1998 ), pp . 2 2-2 3 . 2 Estos conceptos , que fueron tomados tam - bién de la obra de Yepes y Aranguren , son seriamente cuestionados por Bergson , quien indicaría en su momento que : El error cap i- tal , el que transmitiéndose desde Aristóteles ha viciado la mayor parte de las filosofías de la naturaleza , es ver en la vida vegetativa , en la vida instintiva y en la vida racional tres grados sucesivos de una misma tendencia que se va desarrollando , cuando en realidad se trata de tres direcciones divergentes de una actividad que se ha escindido al crecer . La diferencia entre ellas no es una diferencia de intensidad ni , más generalmente , de gr ad o , Como ya se mencionó anteriormente , para los vitalistas la vida , en su expresión fundamental , representa una energía , que podría considerarse en cierta forma como un principio metafísico , la cual promueve y sustenta su propio proceso al encarnars e en la materia . Este impulso es de carácter espontáneo y tiende a promover determinados fenómenos en lo individual y en lo colectivo como un todo único . Algunos filósofos vitalistas sugieren que la pro - yección de este impulso no obedece a una finalidad específica , en tanto que otros afirman que el desarrollo de la vida obe - dece a un ordenamiento o a la consecución de un plan evolutivo . Henri Bergson ( 1859-1941 ) propone que se puede entrar en contacto con el élan vital o impulso vital , y el orden que éste establece , por medio de la intuición , a diferencia de la intelección puramente conceptual ; esto es así , según él , porque la intelección conceptual tiende a co n- fundir la cosa en con la idea que se tiene de la cosa , que es una abstracción , m i entras que la intuición permitiría tomar conciencia de la manifestación vital en el contexto de su propio proceso . El élan vital , o energía vital , se caracteriza por ser una fuerza conductora que impulsa la vida a niveles estructurales y organizacionales más elevados ; y también por ser una fuerza creativa que dirige , a manera de un flujo de conciencia , este proceso . E n términos generales , Bergson habla del é l a n v i t a l como una supraconciencia , una fuerza no-empírica , intangible , invisible y no verificable . En su obra La evolución creadora , Bergson hace acopio de algunas de las ideas más importantes en torno a su propia filosofía vitalista . Con la finalidad de acceder a los planteamientos del autor en Bergson , La evolución creadora ( Madrid : sino una diferencia de naturaleza ”— Henri Espasa Calpe , 1973 ), p . 127 . __________________________________________________________________ Laissez - Faire 32
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__________________________________________________________________ torno al tema del orden vital , a continu a- ción se hará un breve recuento de algunos de los conceptos fundamentales vertidos en ese texto . En primer término , Bergson se pr e - guntaba si los seres vivientes , en tanto sistemas naturales , pueden encajar en el sistema de la ciencia , que es un sistema artificial , o si más bien deberían com - pararse con el todo del Universo ( a mane - ra de un ord en general de la naturaleza ). É l es taba consciente de que la posición d e l v i talismo es difícil de mantener p o r el hecho de que en la naturaleza no hay ni finalidad meramente interna ni individuali dad marcada de un modo absoluto .” 3 En esta búsqueda de un acercamiento a l m is terio del orden natural , Bergson se dio cuenta que los instrumentos propios de la ciencia eran insuficientes al punto de que habría que sustituir la inteligen - cia propiamente dicha por la realidad , más comprehensiva , de la que la intel i- gencia sólo es una reducción .” 4 Bergson estaba también consciente de que la evolución de la vida , que exige una serie de adaptaciones , no obedecía nec e - sariamente a un plan , como lo sostiene el finalismo , en virtud de que la evolución no es solamente un movimiento hacia adelante ; en muchos casos se observa un estancamiento , y aún más a menudo una desviación o un retroceso .” 5 Esta evol u- ción parece más bien proyectarse indefinidamente hacia el futuro en una actividad creativa que surge de un movimiento inicial . Asimismo , este autor incluye en su re - flexión la relación entre el instinto y la 3 i bid ., p . 49 . 4 ibid ., p . 57 . inteligencia , temas que habrán de servir posteriormente para explicar la comprensión del orden natural . En ese sentido plantea dicha relación en la siguiente forma : Si el instinto es , por excelencia , la facu l- tad de utilizar un instrumento natural or - ganizado , debe abarcar el conocimiento innato ( virtual o inconsciente ), no sólo de ese instrumento , sino también del objeto al que se aplica . El instinto es , pues , el conocimiento innato de una cosa . Pero la inteligenci a es la facultad de fabricar instrumentos inorganizados , es decir , artif i - ciales . Si , de suyo , la naturaleza r enuncia a dotar al ser vivo del instrumento que ha de servirle , es para que el ser vi vo pueda variar su fabricación según las circunstancias . La función esencial de la inteli - gencia será la de di scernir , en cualquier circunstancia , el medio de salir del paso . Buscará lo que pueda servir mejor , es decir , procurará insertarse en el marco propuesto . Se dirigirá esencialmente a las re - laciones entre la si tuación dada y los medios de utilizarla . 6 En esta relación entre inteligencia e ins - tinto , Bergson señala la importancia de la intuición en relación a que : Hay cosas que sólo la inteligencia es capaz de bus - car , pero que , por misma , no hallará jamás . Esas cosas sólo las hallaría el in s - tinto ; pero éste nunca las busc ará . 7 Más adelante señalará que la lógica natural surge de un cierta geometría natural , es decir , la que es tomada de las pro - piedades percibidas de los sólidos . De esta lógica natural ha sur gido , a su vez , l a geometría científica , al extremo de que tanto geometría como lógica son aplic a- d a s e s p e c í f i camente a la materia . La inteligencia , según Bergson , es i n- capaz de pensar la evolución en términos 6 ibid ., p . 140 . 5 7 ibid ., pp . 100-01 . ibid ., p . 141 . __________________________________________________________________ Laissez - Faire 33
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__________________________________________________________________ de continuidad o de duración , ya que ésta es pura movilidad . Esto se debe a que ésta tiende a reconstruir con lo dado d e- jando escapar la novedad del momento y con ello un aspecto fundamental de la vida , en tal sentido que la inteligencia se caracteriza por una natural incomprensión de la vida .” 8 El instinto , por su parte , procede de un modo orgánico , a diferencia de la int e- ligencia , que se proyecta de un modo mecánico . Si fuera posible , nos dice Bergson , despertar la conciencia que r e- side en el instinto y dejarla manifestars e en forma de conocimiento nos comunicaría los más íntimos secretos de la vida , pues no hace más que continuar el trabaj o mediante el cual la vida organiza la materia , hasta tal punto que no podríam o s decir , como muy a menudo se ha mostrado , dónde acaba la organización y dónde comienza el instinto . 9 Sin embargo , Bergson también apunta que u n e s f u erzo de esa índole no es imposible , es lo que de muestra ya la existencia , en el hombre , de una facultad estética al lado de la per - 1 0 cepción normal . Estas reflexiones se orientan a la definición de un problema de carácter epi s- temológico , a la vez que metafísico , en cuanto a que si la materia está de acuerdo con la inteligencia y la intuición lo está con la vida , habrá que forzar a amb a s para extraer de ellas la quintaesenc ia de su objeto ; la metafísica dependerá enton- 1 1 ces de la teoría del conocimiento .” Bergson agregará que las operaciones de la inteligencia tienden a la geometría 8 i b i d ., pp . 150 -5 2 . 9 i b i d ., pp . 152 -5 3 . 1 0 i b i d ., p . 162 . 1 1 i b i d ., p . 163 . como su fin más acabado , pero esta geo - metría es de carácter latente e inmanente y , en cierta forma , es la que impulsa la actividad misma de la inteligencia , tal y como se observa al considerar las dos funciones principales de la inteligencia : la deducción y la inducción . 1 2 Es así que nuestras inducciones son ciertas , a nuestro parecer , en la exacta medida en que fundimos las diferencias cualitativas en la homogeneidad del espacio que las su b- tiende , de manera que la geometría es el límite ideal de nuestras inducciones como 1 3 el de nuestras deducciones .” Las citas anteriores preparan el camino para definir el punto central de este recuento de la teoría bergsoniana . Se ha mencionado cómo Bergson insiste en que la explicación del orden del mundo y de la vida , que son temas metafísicos , se cifra fundamentalmente en una teoría del conocimiento . Es decir , que Bergson r e- conoce , por una parte , un orden de cará c- ter físico , cuyo estudio es propio de la ciencia y al cual tendría acceso privilegiado la inteligencia y , por otra parte , existiría un orden vital al cual se podría acceder únicamente por medio de la intuición . Respecto al primero de estos órdenes , Bergson señala : Ese orden , al cual nuestra acción se adosa y en el cual nuestra inteligencia se reconoce , nos parece maravilloso . No sólo las mismas grandes causas producen los mismos efectos de conjunto , sino que , bajo las causas y los efectos visibles , nuestra ciencia descubre una infinidad de cambios infinitesimales que se in sertan cada vez más exactamente los unos en los otros a medida que se lleva más lejos el análisis . Tanto que al término de ese an á- l i s i s l a mat e r i a sería , a nuestro parecer , la 1 2 i b i d ., p . 190 . 1 3 i b i d ., p . 195 . __________________________________________________________________ Laissez - Faire 34
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