| Comentario al ensayo de Kenneth Stikkers | | | |
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__________________________________________________________________
Kevin
Schmiesing
Comentario
al
Ensayo
de
Kenneth
Stikkers
Sería
obviamente
erróneo
criticar
el
ensayo
de
Kenneth
Stikkers
del
año
1985
por
no
tomar
en
cuenta
los
desarrollos
históricos
que
ejercieron
influencia
en
su
tema
,
como
si
él
lo
hubiese
escrito
en
el
año
2001
.
Podría
ser
que
sus
descripciones
de
la
economía
y
del
sistema
de
mercado
fueran
más
exactas
en
1985
que
hoy
en
día
.
También
puede
ser
que
hayan
sido
contribuciones
como
las
de
Stikkers
las
que
ayudaron
a
pensadores
sociales
y
economistas
a
reconsiderar
sus
posturas
y
verlas
como
simplistas
y
reduccionistas
.
En
este
sentido
,
Stikkers
todavía
tiene
mucho
que
ofrecer
a
aquellos
que
conciben
a
los
seres
humanos
primordialmente
como
consumidores
insaciables
,
a
los
mercados
como
omniabarcantes
,
y
a
la
ciencia
económica
como
el
medio
de
explicación
paradigmática
de
toda
acción
humana
.
Las
intuiciones
de
la
fenomenología
,
como
sugiere
Stikkers
,
ofrecen
un
valioso
correctivo
de
la
tendencia
cientificista
—
la
naturalización
y
objetivización
de
la
persona
humana
.
Stikkers
acierta
,
por
ejemplo
,
en
criticar
la
tendencia
totalitarista
del
mercado
.
El
esfuerzo
por
incorporar
todos
los
aspectos
de
la
vida
en
el
análisis
económico
Kevin
Schmiesing
,
doctor
en
historia
por
la
Universidad
de
Pennsylvania
,
es
research
fellow
del
Center
for
Economic
Personalism
,
del
Acton
Institute
.
está
lleno
de
peligros
y
es
indicativo
de
un
imperialismo
intelectual
tan
desagradable
cuando
procede
de
los
economistas
como
cuando
procede
de
otras
disciplinas
.
En
los
quince
años
que
han
pasado
desde
1985
,
sin
embargo
,
hemos
presenciado
un
movimiento
de
mejora
para
evitar
estos
abusos
.
Una
evidencia
de
este
cambio
se
encuentra
en
el
surgimiento
del
campo
interdisciplinario
de
la
ética
empresarial
,
un
campo
que
reconoce
la
necesidad
de
que
la
economía
se
comprometa
con
el
análisis
ético
para
preservar
la
integridad
de
su
propia
disciplina
—
una
disciplina
basada
,
después
de
todo
,
en
la
actividad
de
seres
humanos
.
El
otorgamiento
del
Premio
Nobel
de
Economía
en
1998
a
Amartya
Sen
es
por
lo
menos
una
muestra
simbólica
del
cambio
al
que
me
refiero
.
1
Hay
algunos
aspectos
de
la
postura
de
Stikkers
,
sin
embargo
,
que
son
problemáticos
,
y
algunos
de
estos
seguramente
lo
eran
tanto
en
1985
como
lo
son
ahora
.
Uno
de
ellos
es
su
caracterización
del
concepto
económico
de
la
escasez
.
“
Es
nuestra
existencia
la
que
es
escasa
,”
observa
Stikkers
,
y
sostiene
que
los
economistas
fallan
en
reconocer
la
finitud
inherente
de
la
vida
humana
.
Pero
esto
es
,
desde
mi
punto
de
vista
,
precisamente
lo
que
los
economistas
reconocen
.
Los
economistas
raramente
se
refieren
a
los
recursos
materiales
del
mundo
natural
co-
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Laissez-Faire
19
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como
los
únicos
bienes
escasos
.
Por
el
contrario
,
los
economistas
conceden
que
los
recursos
que
no
son
materiales
,
como
por
ejemplo
el
tiempo
y
la
información
,
son
los
escasos
;
bienes
que
deben
entrar
en
los
cálculos
de
costo
y
beneficios
y
con
los
cuales
tenemos
que
“
negociar
”
a
la
hora
de
tomar
decisiones
.
2
La
noción
de
escasez
del
tiempo
,
prácticamente
reconocida
por
todos
los
economistas
,
se
aproxima
a
la
noción
de
finitud
humana
de
Stikkers
.
La
exactitud
de
esta
objeción
queda
sugerida
en
el
propio
escrito
de
Stikkers
,
en
los
tres
párrafos
que
siguen
a
la
cita
arriba
mencionada
.
El
parece
admitir
que
los
economistas
reconocen
la
finitud
,
pero
después
se
aleja
de
esta
observación
y
,
por
lo
tanto
,
cae
en
una
inconsistencia
.
Admite
claramente
(
aunque
con
un
poco
de
disgusto
)
que
la
existencia
humana
implica
escasez
:
“
Si
la
finitud
no
fuera
un
hecho
de
nuestra
existencia
,
no
desearíamos
nada
y
consecuentemente
no
tendríamos
experiencia
de
la
escasez
.”
Me
parece
entonces
que
aunque
él
desearía
lo
contrario
,
admite
que
la
finitud
es
una
característica
de
la
existencia
humana
.
Por
una
parte
,
Stikkers
sostiene
que
los
economistas
fallan
en
reconocer
la
finitud
de
la
existencia
humana
;
por
otra
,
lamenta
que
los
economistas
operen
bajo
la
premisa
de
escasez
(
la
cual
es
el
reconocimiento
de
la
finitud
de
la
existencia
humana
).
Si
bien
su
discusión
de
finitud
es
inconsistente
y
demuestra
falta
de
entendimiento
de
la
disciplina
de
economía
,
su
discusión
de
los
valores
padece
del
defecto
de
la
simplificación
.
Siguiendo
a
Max
Scheler
,
Stikkers
pone
en
un
mismo
cesto
los
valores
burgueses
de
la
economía
y
la
diligencia
con
la
idea
admitidamente
perniciosa
de
que
la
vida
debe
ser
justificada
por
su
utilidad
social
.
La
implicación
aquí
,
como
en
la
mayoría
de
los
análisis
académicos
sobre
el
ascenso
del
capitalismo
,
es
que
la
moderna
economía
de
mercado
conlleva
n
e
c
e
s
ar
i
a
m
e
n
t
e
un
conjunto
de
valores
corrosivos
del
florecimiento
humano
.
Eso
indica
una
falla
en
la
distinción
entre
(
1
)
el
mercado
,
y
(
2
)
la
cultura
que
envuelve
al
mercado
,
una
cultura
que
puede
diferir
a
través
del
tiempo
y
del
espacio
.
Por
ejemplo
,
Stikkers
lamenta
la
situación
de
la
familia
en
la
economía
moderna
:
“
El
bienestar
de
la
familia
es
juzgado
no
por
la
vitalidad
de
sus
relaciones
interpersonales
y
la
profundidad
del
amor
que
sus
miembros
guardan
entre
sí
,
sino
según
su
viabilidad
económica
y
su
riqueza
.”
No
está
claro
quién
es
el
juez
aquí
,
pero
en
cualquier
caso
la
observación
de
Stikkers
no
se
podría
aceptar
como
universalmente
exacta
.
Es
cierto
que
la
familia
como
unidad
social
se
ha
debilitado
en
los
últimos
cien
años
,
pero
se
puede
argumentar
que
las
fuentes
de
tal
presión
no
son
primordialmente
económicas
.
Lo
que
es
indiscutible
es
que
hay
una
cantidad
significativa
de
familias
que
continúan
siendo
ejemplares
de
acuerdo
al
criterio
de
vitalidad
y
amor
al
que
se
refiere
Stikkers
,
y
esta
situación
ocurre
incluso
dentro
de
una
participación
activa
en
la
economía
de
mercado
.
Este
hecho
nos
debe
llevar
a
plantear
la
pregunta
de
si
la
fuente
de
los
valores
negativos
que
Stikkers
deplora
está
en
el
surgimiento
de
la
burguesía
o
en
algo
completamente
diferente
.
Es
interesante
observar
que
en
este
punto
ha
ocurrido
de
vez
en
cuando
una
convergencia
de
puntos
de
vista
entre
dos
campos
que
tienen
poco
en
común
:
las
personas
profundamente
conservadoras
y
religiosas
(
especialmente
católicos
),
y
los
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Laissez-Faire
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miembros
de
la
extrema
izquierda
que
se
dedican
a
la
crítica
cultural
.
Uno
podría
comparar
,
por
ejemplo
,
la
crítica
al
capitalismo
que
emana
de
críticos
inspirados
en
Marx
—
como
Herbert
Marcuse
—
con
el
pensamiento
social
católico
de
pensadores
como
Virgil
Michel
.
3
Un
defecto
que
Stikkers
comparte
con
los
comentadores
marxistas
y
católicos
mencionados
es
fallar
en
proponer
una
solución
adecuada
.
Es
cierto
que
todos
estos
críticos
indican
problemas
genuinos
que
han
acompañado
a
las
economías
de
mercado
a
través
de
su
desarrollo
histórico
;
pero
ninguno
ofrece
una
visión
concreta
de
un
orden
económico
que
pueda
reemplazar
al
capitalismo
sin
el
peligro
de
transformarse
en
una
de
las
alternativas
desastrosas
de
nuestra
historia
humana
como
el
fascismo
o
el
totalitarismo
comunista
.
En
la
medida
en
que
ofrece
una
alternativa
,
Stikkers
propone
el
retorno
a
“
valores
del
mundo-de-la-vida
,”
los
valores
característicos
de
“
personas
de
vida
comunal
,
cercanos
a
la
tierra
y
conscientes
de
los
ciclos
naturales
.”
No
obstante
,
no
quiere
ver
un
“
retorno
a
una
economía
medieval
.”
¿
Cómo
,
entonces
,
vamos
a
reconciliar
progreso
económico
con
los
valores
del
mundo-de-la-vida
?
El
principio
de
la
Encarnación
del
cristianismo
puede
proporcionar
luz
en
este
punto
.
La
realidad
del
Dios-hombre
dota
la
existencia
material
de
significado
espiritual
,
a
la
vez
que
propone
una
dualismo
de
espíritu
y
materia
que
preserva
el
significado
de
la
trascendencia
.
Max
Scheler
vio
el
valor
en
su
concepción
del
mundo
,
defendiendo
por
medio
de
su
lenguaje
fenomenológico
el
concepto
tradicional
cristiano
contra
el
positivismo
y
el
panteísmo
de
su
día
.
4
Esta
propuesta
encarnacional
en
la
concepción
del
mundo
podría
ser
una
manera
saludable
de
incorporar
las
críticas
de
Stikkers
y
otros
,
evitando
el
aferramiento
nostálgico
a
sistemas
económicos
ya
no
relevantes
a
la
situación
moderna
,
lo
mismo
que
esquemas
utópicos
de
arreglos
económicos
que
dependen
del
poder
coercitivo
del
estado
.
La
propuesta
de
analizar
la
economía
tomando
en
cuenta
la
revelación
cristiana
como
punto
de
partida
ve
el
mundo
material
como
algo
enormemente
importante
—
un
mundo
que
no
se
debe
negar
sino
dirigir
hacia
el
mejoramiento
de
la
humanidad
.
Al
mismo
tiempo
,
el
mundo
material
no
es
exhaustivo
de
la
realidad
.
Hay
necesidades
y
deseos
humanos
que
no
se
pueden
satisfacer
a
través
de
la
economía
del
mercado
.
El
reconocimiento
de
las
dimensiones
emocionales
,
psicológicas
,
y
espirituales
de
las
personas
humanas
requiere
la
aceptación
de
la
naturaleza
de
los
bienes
materiales
que
las
rodean
como
limitada
y
contingente
.
Una
dirección
productiva
a
la
economía
del
mercado
involucra
una
evaluación
de
sus
fortalezas
y
limitaciones
,
demarcado
el
cuadro
ético
que
asegure
su
operación
humana
y
ameliore
los
efectos
de
sus
limitaciones
,
y
reconociendo
que
la
actividad
económica
es
una
parte
importante
y
respetable
de
la
vida
humana
pero
no
la
fuente
fundamental
de
la
dignidad
y
bienestar
de
la
persona
humana
.
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Laissez-Faire
19
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NOTAS
1
Entre
los
trabajos
de
Sen
se
encuentran
On
Economic
Inequality
(
Oxford
:
Clarendon
,
1998
[
1973
]),
y
On
Ethics
and
Economics
(
New
York
:
B
.
Blackwell
,
1987
).
Esta
referencia
a
Sen
no
deber
ser
interpretada
como
una
indicación
de
apoyo
a
sus
posturas
.
Mi
intención
es
solamente
indicar
el
vasto
reconocimiento
de
la
necesidad
de
reconciliar
la
ética
con
la
economía
,
un
reconocimiento
que
parece
no
haber
sido
predominante
en
la
década
de
1980-1990
.
Para
una
comparación
de
las
posturas
de
Sen
,
vea
los
trabajos
de
Gregory
Gronbacher
y
el
Centro
de
Personalismo
Económico
—
por
ejemplo
,
Gronbacher
,
Economic
Personalism
(
Grand
Rapids
,
Mich
.:
Acton
Institute
,
1998
).
2
Véase
,
por
ejemplo
,
el
popular
libro
de
texto
de
James
D
.
Gwartney
y
Richard
L
.
Stroup
,
Economics
:
Private
and
Public
Cho
ice
,
8
th
ed
.
(
Fort
Worth
,
Texas
:
Dryden
,
1997
),
pp
.
8
,
14
,
44
.
3
Véase
,
por
ejemplo
,
Marcuse
,
One-
Dimensional
Man
:
Studies
in
the
Ideology
of
Advanced
Industrial
Society
(
Boston
:
Beacon
,
1991
[
1964
]).
Las
contribuciones
de
Michel
se
encuentran
esparcidas
en
las
páginas
de
la
revista
Orate
Fratres
de
la
década
de
1920-1930
.
Otro
grupo
que
puede
ser
incluido
aquí
es
el
los
“
agraristas
”
del
Sur
de
los
Estados
Unidos
—
ver
Twelve
Southerners
,
I
’
ll
Take
My
Stand
:
The
South
and
the
Agrarian
Tra
dition
(
Baton
Rouge
:
Louisiana
State
University
,
1977
[
1930
]).
La
yuxtaposición
de
estos
críticos
no
se
debe
interpretar
como
una
intención
de
ignorar
las
diferencias
fundamentales
en
sus
posturas
;
mi
intención
es
únicamente
la
de
indicar
que
una
crítica
de
la
sociedad
moderna
basada
en
una
idealización
de
las
sociedades
pre-industriales
puede
proceder
de
fuentes
diversas
.
4
Max
Scheler
,
On
the
Eternal
Man
,
trad
.
Bernard
Noble
(
London
:
SCM
,
1960
[
1921
]).
__________________________________________________________________
Laissez-Faire
19
|
|