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Septiembre  1999

Cuando lo inteligente es tonto: inteligencia emocional en la empresa

CategoríaSeptiembre 1999Psicología

Carlos Seijas

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Carlos R . Seijas Cuando lo Inteligente es Tonto : Inteligencia Emocional en la Empresa Una de las paradojas que más llaman la atención de los científicos hoy día es el que una persona con alta preparación académica parece carecer totalmente de habilidades sociales . Posee un alto Cociente Intelectual ( CI ), pero una baja Inteligencia Emocional ( IE ). Durante mucho tiempo , los científicos han indagado en los más profundos secretos del comportamiento humano , han buscado las íntimas conexiones entre el cerebro y la mente , para encontrar respuestas a cuestiones como ¿ Por qué el más inteligente en los estudios no siempre termina siendo el que más éxito profesional alcanza ? ¿ Qué hace que ciertas personas parezcan tener la clave del buen comportamiento social , mientras otras son un desastre en público ? ¿ Por qué unos siguen siendo brillantes incluso en las condiciones más adversas y otras se hunden a la primera ? Ni la neurología , ni la biología , han podido dar una explicación satisfactoria . Seguimos sin conocer con exactitud qué cualidades humanas determinan el éxito personal . Sabemos que éste no depende en exclusiva de la capacidad técnica para resolver problemas , ni de un elevado cociente intelectual . Richard Herrnstein y Charles Murray , autores del libro The Bell Curve , han acordado que entre todos los ingredientes del éxito , el CI contribuye aproximadamente en un 20 % a los factores que determinan el éxito en la vida , con lo que el 80 % queda para otras fuerzas . El lugar que uno ocupa definitivamente en la sociedad está determinado por factores no relacionados con el CI , desde la clase social hasta la suerte . ¿ Qué es entonces , lo que nos convierte en ganadores o vencidos ? La respuesta no está en la cabeza , sino en el corazón . Antes de introducirnos al campo de la inteligencia emocional , indaguemos acerca de sus orígenes . En los pnmeros esfuerzos por medir la inteligencia , los investigadores la consideraron una estructura rígida e indivisible , innata y cuantificable . A partir de los años 60 se comenzó a ver a la inteligencia como un epifenómeno . El visionario guía que se encuentra detrás de esta idea es Howard Gardner , psicólogo de la facultad de ciencias de Harvard , en su libro Estructuras de la Mente . Gardner afirma que ha llegado el momento de ampliar la noción que tenemos del espectro de talentos ; la contribución más importante que puede hacer la educación , es ayudar al individuo a acceder a un campo en el que sus talentos se desarrollen más plenamente , donde se sienta satisfecho y capaz . Deberíamos perder menos tiempo clasificando a las personas en categorías y dedicar más tiempo a ayudarlas a reconocer sus aptitudes y dones naturales y a cultivarlos . Carlos R . Seijas es Licenciado en Psicología , Universidad Francisco Marroquín ( 1998 ). Laissez-Faire 50
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Es de esta forma que Gardner refuta el punto de vista del CI ; plantea que no existe una única y monolítica clase de inteligencia , fundamental para el éxito en la vida , sino un amplio espectro de inteligencias con siete variedades clave . Su lista incluye dos clases académicas típicas , la facilidad verbal y la lógicomatemática , pero llega a incluir la capacidad espacial que poseen , por ejemplo artistas o arquitectos destacados ; el genio cinestésico exhibido en la plasticidad y la gracia de los atletas ; y en el talento musical de un Mozart o de Yo Yo Ma . Como remate de la lista hay dos caras de lo que Gardner llama inteligencias personales : destrezas interpersonales , como la de un gran terapeuta del estilo de Cari Royers , o un líder mundial como Martin Luther King , Jr ., y la capacidad intrapsíquica que podría surgir por un lado , en las brillantes interpretaciones de Sigmund Freud o , con menos fanfarrea , en la satisfacción interior que surge de armonizar la propia vida para que esté de acuerdo con los auténticos sentimientos personales . La palabra operativa desde este punto de vista de las inteligencias es " múltiple ": El modelo de Gardner se abre paso más allá del concepto típico de CI como un factor único e inmutable . De estas inteligencias nos interesa en especial la interpersonal que se divide en cuatro habilidades distintas : el liderazgo , la capacidad de cultivar las relaciones y mantener las amistades , la capacidad de resolver conflictos y la destreza en el tipo de análisis social . Estos fundamentos científicos dieron vida a lo que Peter Solvey , psicólogo de la Universidad de Yale , y John Mayer , de la Universidad de New Hampshire , bautizaron con el Inteligencia Emocional . nombre de Los sellos de la mente emocional Sólo en los últimos años ha surgido un modelo científico de la mente emocional que explica cómo gran parte de lo que hacemos puede ser dirigido emocionalmente cómo podemos ser tan razonables en un momento y tan irracionales al siguiente y el sentido en el cual las emociones tienen sus propias razones y su propia lógica . Tal vez las dos mejores evaluaciones de la mente emocional son las que ofrecen independientemente Paul Ekman , jefe del laboratorio de Interacción Humana de la Universidad de California , en San Francisco , y Seymour Epstein , un psicólogo clínico de la Universidad de Massachusetts . Aunque Ekman y Epstein han sopesado por separado diferentes pruebas científicas , juntos ofrecen una lista básica de las cualidades que distinguen las emociones del resto de la vida mental . Una respuesta rápida pero descuidada La mente emocional es mucho más rápida que la mente racional , y se pone en acción sin detenerse ni un instante a pensar en lo que está haciendo . Su rapidez descarta la reflexión deliberada y analítica que es el sello de la mente pensante . En la evolución , esta rapidez probablemente giró en torno a la decisión más básica : a qué prestar atención y , al enfrentarse a otro animal , tomar decisiones de milésimas de segundo , tales como : ¿ Me lo como yo , o él me come a ? Es probable que aquellos organismos que tenían que hacer una pausa demasiado larga para reflexionar acerca de estas respuestas no tuvieran demasiada progenie a la que transmitir sus genes de acción lenta . Laissez-Faire 5
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Las acciones que surgen de la mente emocional acarrean una sensación de certeza especialmente fuerte , una consecuencia de una forma sencilla y simplificada de ver las cosas que pueden ser absolutamente desconcertantes para la mente racional . Cuando ha pasado la tormenta , o incluso en medio de la respuesta , nos sorprendemos pensando : "¿ Para qué hice esto ?", una señal de que la mente racional está despertando , aunque no con la rapidez de la mente emocional . Dado que el intervalo que se produce entre lo que activa una emoción y su erupción puede ser prácticamente instantáneo , el mecanismo que evalúa la percepción debe ser capaz de una gran velocidad , incluso en tiempo cerebral , que se calcula en milésimas de segundo . Esta evaluación de la necesidad de actuar debe ser automática , tan rápida que no entra en la conciencia . Esta variedad rápida de respuesta emocional nos invade prácticamente antes de que nos demos cuenta de lo que está ocurriendo . Este rápido modo de percepción sacrifica la exactitud en favor de la velocidad , dependiendo de las primeras impresiones , reaccionando al cuadro general o a los aspectos más sorprendentes . Asimila las cosas de inmediato , como un todo , reaccionando sin tomarse el tiempo necesario para un análisis reflexivo . Los elementos vividos pueden determinar esa impresión , efectuando una cuidadosa evaluación de los detalles . La gran ventaja es que la mente emocional puede interpretar una realidad emocional ( él está furioso conmigo ; ella está mintiendo ; esto lo entristece ) en un instante , emitiendo los juicios intuitivos que nos dicen con quién debemos ser cautelosos , en quién podemos confiar , quién está afligido . La mente emocional es nuestro radar para percibir el peligro ; si nosotros ( o nuestros antecesores en el proceso evolutivo ) esperáramos que la mente racional hiciera alguno de estos juicios , tal vez no sólo estaríamos equivocados sino que podríamos estar muertos . El inconveniente es que estas impresiones y juicios intuitivos , debido a que se efectúan en un abrir y cerrar de ojos , pueden ser erróneos o falsos . Paul Ekman propone que es : a rapidez , en la que las emociones pueden sorprendernos antes de que tengamos conciencia de que han comenzado , es esencial para que las mismas sean sumamente adaptables : nos impulsan a responder a acontecimientos urgentes sin perder tiempo evaluando si debemos reaccionar , o cómo debemos responder . Utilizando el sistema que desarrolló para detectar emociones a partir de cambios sutiles en la expresión facial , Ekman puede rastrear microemociones que quedan reveladas en el rostro en menos de medio segundo . Ekman y sus colaboradores han descubierto que las expresiones emocionales empiezan a mostrarse en los cambios de la musculatura facial en pocas milésimas de segundo después de producido el acontecimiento que dispara esa . reacción , y que los cambios psicológicos típicos de una emoción determinada como el cambiante flujo sanguíneo y el . creciente ritmo cardíaco también tardan sólo fracciones de segundo en comenzar . Esta rapidez es especialmente verdadera en la emoción intensa , como el temor o una súbita amenaza . Ekman afirma que , técnicamente hablando , el calor de la emoción es muy breve , y dura sólo unos segundos , no minutos , horas ni días . Según su razonamiento , el hecho de que una emoción capturara el cerebro y el cuerpo durante mucho tiempo , al margen de las cambiantes circunstancias , indicaría su poca adaptabilidad . Si las emociones causadas por un único acontecimiento continuaran do- Laissez-Faire 52
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minándonos invariablemente después de que han pasado , y al margen de todo lo que ha ocurrido a nuestro alrededor , entonces nuestros sentimientos serían pobres guías para la acción . Para que las emociones duren más , lo que las pone en acción debe ser sustentado , evocando constantemente la emoción , como ocurre cuando la pérdida de un ser querido nos lleva a lamentarnos . Cuando los sentimientos persisten durante horas , suelen hacerlo como estados de ánimo , una forma apagada . Los estados de ánimo ponen un tono afectivo , pero no son modeladores tan fuertes de cómo percibimos y actuamos , como lo es el punto más alto de la emoción absoluta . Primero sentimos , luego pensamos . Dado que a la mente racional le lleva más tiempo que a la mente emocional registrar y responder , el " primer impulso " en una situación emocional es el del corazón , no el de la cabeza . También existe una segunda clase de reacción emocional , más lenta que la respuesta rápida , que fermenta primero en nuestros pensamientos antes de conducir al sentimiento . Esta segunda vía para activar las emociones es más deliberada , y somos típicamente conscientes de los pensamientos que conducen a ella . En este tipo de reacción emocional existe una evaluación más extendida ; nuestros pensamientos cognición juegan el papel clave en la determinación de qué emociones serán provocadas . Una vez que hacemos una evaluación " ese taxista me está engañando ," o " este bebé es adorable "— se produce una respuesta emocional adecuada . En esta secuencia más lenta , el pensamiento más plenamente articulado precede al sentimiento . Emociones más complejas , como la vergüenza o la aprensión ante un examen inminente , siguen esta ruta más lenta , y tardan segundos o minutos en desarrollarse ; son emociones que siguen a los pensamientos . En contraste , en la secuencia de respuesta rápida , el sentimiento parece preceder o existir simultáneamente con el pensamiento . Esta reacción emocional similar al fuego graneado , se produce en situaciones que tienen la urgencia de la supervivencia primaria . El poder de estas decisiones rápidas consiste en que nos movilizan en un instante para reaccionar ante una emergencia . Nuestros sentimientos más intensos son reacciones involuntarias ; no podemos decidir cuándo aparecerán . " El amor ", escribió Stendhal , " es como una fiebre que va y viene independientemente de la voluntad ." No sólo el amor nos invade , sino también nuestras iras y temores , que al parecer , más que ser una elección nuestra , nos ocurren . Por esa razón pueden ofrecer un pretexto : " Es el hecho de que no podemos elegir las emociones ," señala Ekman , lo que permite a la gente explicar sus acciones diciendo que estaban dominados por la emoción . Así como hay vías rápidas y lentas hacia la emoción una mediante la percepción inmediata y la otra a través del pensamiento reflexivo también existen emociones que son buscadas . Un ejemplo es el sentimiento manipulado intencionalmente , el recurso de un actor , como las lágrimas que surgen cuando los recuerdos tristes son evocados intencionadamente para que surtan efecto . Pero los actores están sencillamente más capacitados que todos nosotros para el uso intencionado de la segunda senda hacia la emoción , el sentimiento a través del pensamiento . Mientras no podemos cambiar fácilmente qué emociones específicas pondrá en acción cierta clase de pensamiento , la mayor parte de las veces podemos elegir , y elegimos , en qué pensar . Así como una fantasía sexual puede conducir a sensaciones sexuales , los recuerdos felices pueden animarnos , o los pensamientos melancólicos volvernos reflexivos . Pero Laissez-Faire 53
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