| Ni esclavos ni víctimas: determinismo, indeterminismo y volicionismo | | | |
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Claudio
Lujan
Ni
Esclavos
ni
Víctimas
:
Determinismo
,
Indeterminismo
y
Volicionismo
"
La
creencia
en
la
uniformidad
de
la
naturaleza
es
la
creencia
de
que
todo
lo
que
ha
ocurrido
u
ocurrirá
es
un
caso
de
alguna
ley
general
que
no
tiene
excepción
alguna
."
Bertrand
Russell
1
La
historia
de
la
filosofía
está
plagada
de
perpetuas
controversias
que
se
remontan
en
ocasiones
hasta
sus
comienzos
en
la
Grecia
antigua
.
Una
de
estas
controversias
es
el
problema
del
determinismo
que
ya
se
intuía
en
el
muy
antiguo
mito
del
destino
el
cual
se
encuentra
presente
en
el
sistema
de
Heráclito
con
sus
leyes
inexorables
y
posteriormente
tomó
la
forma
de
un
determinismo
embrionario
con
la
concepción
de
Parménides
,
para
quien
el
universo
es
una
esfera
sólida
,
eterna
,
limitada
,
homogénea
e
inmóvil
,
donde
todo
cambio
es
ilusión
y
engaño
de
los
sentidos
.
Las
primeras
exposiciones
modernas
de
lo
que
se
ha
interpretado
como
distintas
variantes
de
esta
teoría
aparecieron
con
Hume
,
Kant
y
Priestley
.
El
problema
sigue
vigente
en
nuestros
tiempos
y
recién
en
este
siglo
se
han
unido
al
debate
,
además
de
los
filósofos
,
los
físicos
teóricos
.
Trataremos
brevemente
el
problema
de
las
dos
posiciones
clásicas
:
el
determinismo
y
su
opuesto
,
el
indeterminismo
;
la
libertad
queda
entonces
entendida
como
una
posición
intermedia
a
la
cual
llamaremos
"
volicionismo
".
Este
significado
metafísico
de
la
palabra
libertad
difiere
completamente
de
los
significados
que
pueda
asignarle
la
filosofía
política
.
En
realidad
,
las
discusiones
sobre
los
oíros
significados
son
superfluas
si
no
existe
esta
libertad
.
No
está
de
más
afirmar
que
la
libertad
metafísica
precede
a
la
libertad
política
.
El
problema
es
de
fundamental
trascendencia
para
comprender
la
naturaleza
del
universo
y
por
esta
razón
ha
intrigado
a
los
filósofos
de
todas
las
épocas
.
Quizá
la
esencia
del
problema
resida
en
tratar
de
responder
a
la
pregunta
decisiva
de
si
la
vida
vale
la
pena
de
ser
vivida
.
Lo
que
está
en
juego
aquí
es
la
libertad
del
hombre
,
esto
es
,
su
capacidad
de
expresar
voliciones
.
Es
decididamente
ingrata
la
experiencia
de
imaginar
un
mundo
sin
voliciones
,
un
mundo
de
autómatas
donde
el
hombre
mismo
estaría
en
todas
sus
manifestaciones
sujeto
a
las
leyes
de
la
naturaleza
de
la
misma
manera
que
lo
están
las
plantas
o
el
sistema
solar
.
Donde
los
sentimientos
,
las
pasiones
y
los
pensamientos
estarían
regidos
por
las
leyes
de
la
física
en
el
mismo
sentido
en
que
lo
está
un
cuerpo
en
caída
libre
.
Se
podría
definir
el
determinismo
como
la
doctrina
metafísica
que
afirma
que
el
futuro
está
contenido
en
su
totalidad
en
el
presente
,
Claudio
Lujan
es
estudiante
en
la
Facultad
de
Ciencias
Económicas
,
Universidad
Francisco
Marroquín
(
claudiolujan@yahoo
.
com
).
Laissez-Faire
1
/index.php?action=ajax&rs=GDMgetPage&rsargs[]=laissezfaire11_1.pdf&rsargs[]=1
ya
que
está
determinado
,
hasta
en
el
más
mínimo
detalle
,
por
las
leyes
de
la
naturaleza
.
2
Nadie
desea
pensar
que
la
vida
es
una
obra
de
teatro
previamente
escrita
donde
no
somos
sino
actores
representando
un
libreto
inalterable
.
Por
otro
lado
,
el
determinismo
le
da
un
golpe
mortal
a
la
ética
ya
que
sin
libertad
no
hay
responsabilidad
y
por
lo
tanto
las
acciones
serían
meramente
necesarias
:
las
virtudes
carecerían
de
mérito
y
los
crímenes
no
serían
imputables
.
3
problema
ha
sido
menos
discutido
de
lo
que
su
importancia
amerita
es
porque
el
sentido
común
tiende
a
considerar
la
libertad
del
hombre
como
un
dato
,
un
hecho
dado
,
natural
e
indiscutible
.
La
cuestión
,
sin
embargo
,
no
es
tan
evidente
y
este
punto
de
vista
está
lejos
de
ser
satisfactorio
.
Hacia
finales
del
siglo
XVII
,
como
colofón
a
un
siglo
repleto
de
conquistas
en
el
campo
de
la
física
y
la
astronomía
,
aparecieron
los
Principia
Mathematica
(
1687
)
de
Isaac
Newton
.
La
obra
era
,
entre
otras
cosas
,
una
síntesis
magnífica
que
unificó
los
resultados
del
trabajo
de
Copérnico
,
Kepler
y
Galileo
,
por
mencionar
sólo
a
los
más
importantes
;
el
éxito
fue
arrollador
.
Sus
tres
leyes
del
movimiento
y
su
ley
de
la
gravitación
universal
revolucionaron
la
concepción
de
la
ciencia
y
le
dieron
un
nuevo
rostro
al
universo
:
todo
el
misterio
,
el
desorden
y
la
complejidad
del
cosmos
podían
ahora
ser
explicados
y
reducidos
matemáticamente
a
unas
cuantas
ecuaciones
.
Esto
redimensionó
el
problema
del
determinismo
,
que
adquirió
pronto
el
carácter
de
pesadilla
al
obligar
al
filósofo
a
escoger
entre
rechazar
las
leyes
de
la
nueva
mecánica
newtoniana
o
considerarse
a
sí
mismo
una
máquina
sofisticada
que
sería
a
su
vez
tan
sólo
uno
de
los
componentes
del
sistema
total
.
Una
descripción
elocuente
de
este
desagradable
dilema
nos
la
da
el
físico
Arthur
Holly
Compton
,
quien
,
Si
el
víctima
de
la
pesadilla
,
se
expresa
en
los
siguientes
términos
:
Si
(...)
los
átomos
de
nuestros
cuerpos
obedecen
a
leyes
físicas
tan
inmutables
como
los
movimientos
de
los
planetas
,
¿
para
qué
tratar
de
hacer
algo
o
de
modificarnos
?
¿
Qué
diferencia
puede
haber
,
por
grandes
que
sean
nuestros
esfuerzos
,
si
nuestras
acciones
ya
están
predeterminadas
por
leyes
mecánicas
(...)?*
Si
las
afirmaciones
de
las
leyes
de
la
física
se
aceptaban
como
correctas
,
uno
tendría
que
suponer
(
como
lo
hacían
casi
todos
los
filósofos
)
que
el
sentimiento
de
libertad
es
ilusorio
o
,
si
la
elección
[
libre
]
se
consideraba
eficaz
,
que
las
observaciones
de
las
leyes
de
la
física
no
eran
(...)
fidedignas
.
El
dilema
ha
sido
incómodo
(...)
La
trágica
situación
del
científico
proviene
del
hecho
de
que
el
descubrimiento
de
leyes
causales
es
el
principio
fundamental
del
conocimiento
científico
.
El
perfeccionamiento
de
las
relaciones
de
causalidad
es
el
modus
operandi
de
la
ciencia
.
Ahí
donde
no
pueden
establecerse
regularidades
la
ciencia
no
consigue
penetrar
y
el
científico
tiene
poco
o
nada
que
opinar
.
Por
esta
razón
es
que
la
mente
del
científico
ha
sido
determinista
por
antonomasia
.
El
determinista
afirma
que
nuestra
ignorancia
sobre
determinados
aspectos
de
la
realidad
no
es
sino
transitoria
y
será
eventualmente
superada
a
medida
que
aumente
el
conocimiento
científico
.
Afirma
que
la
acción
humana
será
,
en
el
mejor
de
los
casos
,
el
último
reducto
en
someterse
a
los
dominios
de
la
ciencia
.
La
situación
es
como
si
el
científico
buscara
de
esta
manera
su
propia
perdición
,
y
es
al
percatarse
de
esta
contradicción
que
se
enfrenta
a
su
pesadilla
.
A
Russell
,
sin
embargo
,
el
problema
le
resulta
apenas
sentimentalmente
desagradable
y
atenúa
sus
comentarios
con
consideraciones
como
las
siguientes
:
5
Laissez-Faire
2
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La
gente
se
imagina
que
si
la
voluntad
tiene
causas
,
puede
ser
obligada
a
hacer
cosas
que
ella
no
quiere
hacer
.
Esto
,
naturalmente
,
es
un
error
;
el
deseo
es
la
causa
de
la
acción
,
aun
si
el
deseo
mismo
tiene
causas
.
No
podemos
hacer
lo
que
no
llegaremos
a
hacer
,
pero
no
parece
razonable
quejarse
de
esta
limitación
.
Es
desagradable
que
nuestros
deseos
sean
contrariados
,
pero
no
es
más
probable
que
esto
suceda
si
son
causados
que
si
son
incausados
.
Ni
tampoco
el
determinismo
nos
impone
el
sentimiento
de
que
somos
impotentes
6
El
problema
del
determinismo
es
naturalmente
diferente
a
afirmar
que
el
hombre
está
condicionado
por
el
ambiente
y
por
su
herencia
genética
;
quienes
esto
afirman
no
ponen
,
generalmente
,
en
duda
la
existencia
de
voliciones
.
Sin
embargo
,
es
indudable
que
el
progreso
de
la
genética
y
la
psicología
—
con
sus
nuevas
leyes
causales
—
proporcionan
constantemente
nuevos
argumentos
al
determinismo
.
Así
como
la
mecánica
de
Newton
había
hecho
el
caso
del
determinismo
durante
más
de
dos
siglos
,
la
revolución
cuántica
de
los
años
30
desplazó
ahora
la
balanza
en
favor
del
indeterminismo
.
Los
descubrimientos
pioneros
de
Max
Planck
sobre
el
cuanta
de
energía
provocaron
un
auge
en
la
investigación
de
la
física
de
partículas
.
Las
leyes
de
la
cuántica
hacen
aparecer
una
indeterminación
fundamental
:
Se
había
hallado
por
fin
un
argumento
científico
que
hacía
posible
el
indeterminismo
y
le
daba
a
los
filósofos
un
salvoconducto
para
seguir
creyendo
en
la
libertad
.
Finalmente
algo
escapaba
de
las
rígidas
leyes
de
la
naturaleza
y
ese
algo
eran
las
partículas
elementales
.
Después
de
todo
,
nosotros
mismos
estamos
constituidos
por
átomos
regidos
por
leyes
cuánticas
.
Sin
embargo
,
los
físicos
y
los
filósofos
indeterministas
cantaron
victoria
demasiado
pronto
.
Compton
decía
,
por
ejemplo
:
"
En
mi
propia
manera
de
pensar
acerca
de
este
tema
vital
estoy
ahora
más
satisfecho
intelectualmente
de
lo
que
pude
estarlo
en
cualquier
estado
anterior
de
la
ciencia
."
7
Pero
no
solamente
existían
buenas
razones
para
pensar
que
la
ignorancia
sobre
el
átomo
era
transitoria
,
sino
que
por
otro
lado
,
se
enfrentaban
también
a
un
problema
de
carácter
lógico
,
que
es
,
de
hecho
,
un
problema
de
la
estadística
y
de
la
teoría
de
probabilidades
.
Se
tiene
conocimiento
de
leyes
físicas
que
dan
cuenta
del
comportamiento
de
objetos
a
escala
macroscópica
pero
,
sin
embargo
,
se
afirma
que
las
partículas
que
componen
dichos
objetos
están
indeterminadas
.
El
sentido
común
sugiere
que
esto
es
lógicamente
imposible
,
que
la
suma
de
indeterminaciones
no
puede
producir
regularidades
,
que
la
indeterminación
no
es
más
que
aparente
.
A
este
mito
se
le
escogió
el
buen
nombre
de
"
Ley
de
los
Grandes
Números
"
sin
que
nadie
insinuara
una
explicación
satisfactoria
.
Lo
que
los
físicos
no
logran
explicar
es
por
qué
si
las
partículas
están
genuinamente
indeterminadas
,
obedecen
,
en
conjunto
,
a
leyes
de
grandes
números
.
Es
decir
,
las
partículas
elementales
parecen
ser
impredecibles
pero
en
algún
momento
de
la
transición
al
mundo
macroscópico
la
materia
queda
de
pronto
sometida
a
leyes
físicas
deterministas
.
8
Consideremos
la
siguiente
situación
imaginaria
para
ilustrar
el
estado
de
cosas
después
de
la
aparición
de
la
mecánica
cuántica
.
Imaginemos
un
casino
y
a
un
jugador
de
dados
preparándose
para
lanzarlos
sobre
la
mesa
.
Si
en
el
momento
en
que
los
dados
se
separan
de
la
mano
del
jugador
tuviésemos
—
como
el
demonio
de
Laplace
—
un
conocimiento
completo
de
las
circunstancias
que
los
afectan
(
a
saber
,
posición
inicial
,
fuerza
con
la
que
Laissez-Faire
3
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son
lanzados
,
dirección
,
distancia
que
los
separa
de
la
mesa
,
peso
,
características
de
los
materiales
,
presión
atmosférica
,
posición
de
la
Luna
y
cuantos
datos
sean
relevantes
)
se
podría
predecir
con
absoluta
certeza
el
número
que
caerá
.
Antes
de
que
los
dados
se
separen
de
la
mano
del
jugador
el
número
que
caerá
es
una
incógnita
porque
desconocemos
,
y
carecemos
de
manera
alguna
de
conocer
,
la
fuerza
con
que
el
individuo
lanzará
los
dados
.
Estamos
suponiendo
que
la
decisión
del
individuo
está
indeterminada
,
y
más
precisamente
,
que
está
cuánticamente
indeterminada
,
es
decir
,
que
está
sometida
al
principio
de
indeterminación
de
Heisenberg
.
Esto
no
significa
que
el
resultado
final
sea
incausado
;
una
vez
consumado
el
proceso
aleatorio
,
el
resultado
tiene
causa
,
pero
aun
así
,
ex
ante
,
el
resultado
es
impredecible
.
9
Pero
lo
que
nos
interesa
en
este
momento
es
que
en
un
escenario
de
indeterminación
cuántica
,
donde
el
resultado
depende
de
la
aleatoriedad
,
la
voluntad
queda
,
-
por
supuesto
,
automáticamente
excluida
.
Por
lo
tanto
,
está
claro
que
incluso
en
el
indeterminismo
,
donde
los
entusiastas
de
la
mecánica
cuántica
creyeron
vislumbrar
la
solución
,
10
la
libre
voluntad
tampoco
tiene
cabida
y
nos
encontramos
pues
en
la
misma
pesadilla
que
con
el
determinismo
físico
.
De
un
autómata
determinado
hemos
pasado
a
un
autómata
indeterminado
.
Como
decíamos
,
los
entusiastas
de
la
mecánica
cuántica
creyeron
ver
en
ésta
una
salida
al
problema
cuando
en
realidad
el
indeterminismo
es
apenas
mejor
que
el
determinismo
.
En
cierto
sentido
el
indeterminismo
cuántico
es
también
un
tipo
de
determinismo
:
estaríamos
determinados
por
sucesos
fortuitos
.
Si
decimos
que
es
"
apenas
mejor
"
es
porque
la
libertad
del
hombre
es
incompatible
con
el
determinismo
pero
no
así
con
el
indeterminismo
,
o
dicho
en
otras
palabras
,
para
que
exista
la
voluntad
es
necesario
el
indeterminismo
y
como
señala
Popper
"
el
indeterminismo
no
basta
."
Adicionalmente
,
también
es
mejor
en
que
sin
determinismo
el
futuro
no
está
contenido
en
el
presente
,
aunque
sin
voliciones
este
es
un
pobre
consuelo
(
como
señalamos
,
este
futuro
,
aunque
indeterminado
,
dependería
de
resultados
fortuitos
o
aleatorios
y
no
de
nuestras
propias
voliciones
).
Podemos
ahora
introducir
algunas
modificaciones
al
hipotético
caso
del
jugador
de
dados
para
ilustrar
la
situación
de
un
mundo
dotado
de
leyes
físicas
como
parece
ser
el
nuestro
—
y
dotado
además
de
voluntad
libre
—
como
desearíamos
que
fuera
.
Antes
de
que
los
dados
se
separen
de
la
mano
del
jugador
el
número
que
caerá
es
una
incógnita
porque
desconocemos
,
v
carecemos
de
manera
alguna
de
conocer
,
la
fuerza
con
que
el
individuo
decidirá
lanzar
los
dados
.
Ahora
suponemos
que
la
decisión
está
nuevamente
indeterminada
,
y
adicionalmente
,
que
la
decisión
es
en
todo
sentido
suya
,
es
decir
que
es
generada
en
forma
autónoma
por
su
voluntad
.
En
una
palabra
,
es
una
volición
.
Es
curioso
que
intentemos
encontrar
las
causas
de
la
libertad
del
hombre
en
la
materia
pero
no
hablamos
de
la
libertad
de
ésta
sino
de
su
indeterminación
.
Por
qué
misterioso
mecanismo
la
.
supuesta
indeterminación
de
la
materia
se
transforma
en
voluntad
—
si
acaso
esto
fuera
posible
—
es
aún
una
pregunta
sin
responder
.
Y
es
por
esta
razón
que
el
problema
continúa
siendo
metafísico
.
El
indeterminismo
aleatorio
conlleva
una
pesadilla
tan
espantosa
cerno
la
del
determinista
físico
porque
ambos
dejan
al
ser
humano
en
una
situación
de
total
indolencia
.
La
posición
volicionista
expresa
el
deseo
,
más
que
la
certeza
,
de
que
Laissez-Faire
4
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