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Los sistemas de previsión social: un ejercicio de simulación

CategoríaPolíticaSeptiembre 1998

Carlos Sabino

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Carlos Sabino JL / OS oisfeni&s < dle Previsión Social Un Jh / jercicio Je SinMii&ción Definiciones Operativas Los sistemas de previsión social , tal como los definiremos seguidamente , constituyen el segmento más significativo del amplio espectro de lo que suele llamarse la seguridad social . Entendemos por previsión social , en este artículo , las normativas e instituciones que se establecen , a nivel nacional , para garantizar que los trabajadores puedan disponer de una jubilación o pensión que les garantice su supervivencia con una calidad de vida socialmente aceptable al término de su vida laboral , o si ésta se interrumpe por razones de invalidez . Las pensiones de viudez , para el cónyuge o descendientes menores del asegurado , integran también la previsión social en el sentido restringido al que nos estamos refiriendo . La seguridad social , por otra parte , incluye además todo el amplio subconjunto de la protección a la salud , los programas Carlos Sabino es Profesor Titular de la Universidad Central de Venezuela , y actualmente Profesor Visitante en la Universidad Francisco Marroquín ( Guatemala ). Ha escrito varios libros y artículos sobre seguridad social , entre ellos La Seguridad Social en Venezuela ( co-autor Jesús Eduardo Rodríguez ), que recibió el Antony Fisher International Award en 1992 . destinados a otorgar fondos de desempleo , entrenamiento laboral , recreación , etc . La política social , un concepto todavía más amplio , abarca programas destinados a paliar o combatir la pobreza , las inversiones públicas en salud y educación , iniciativas respecto a la vivienda y , en general , una gama tan amplia de campos de acción que muchas veces resulta imposible delimitarla con precisión . El otorgamiento de jubilaciones y pensiones a la población trabajadora , a través de diferentes medios , ha sido el eje alrededor del cual creció históricamente la seguridad social . Tanto en el sistema alemán implementado ya en 1889 , como en la posterior versión inglesa , el seguro de vejez e invalidez ha actuado como una pieza maestra capaz de organizar toda la seguridad social a su alrededor ( Rósner , 1997 ). Ello se debe en parte a razones financieras , pero también a motivos más complejos , directamente vinculados a la percepción del futuro que tiene el trabajador . En el primer sentido cabe apuntar que los aportes regulares de cientos de miles o millones de trabajadores suelen acumularse hasta generar fondos de enorme cuantía , que no sólo permiten dinamizar y ampliar la cobertura de los sistemas sino hasta influir en la marcha de la economía nacional en su conjunto . En cuanto a la importancia que subjetivamente se asigna Laissez-Faire 33
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T . aícsfyr-FairP ! ^4 a las jubilaciones y pensiones creemos que ésta , difícilmente , puede ser exagerada : toda persona , de un modo u otro , llega a preocuparse en algún momento de su vida por la forma en que habrá de afrontar los años de su vejez , cuando ya no esté en condiciones de generar los ingresos que solía producir y se vea ante la inevitable declinación de sus energías . Por eso la existencia de cualquier tipo de cobertura resulta un elemento muy valioso para estabilizar el mercado laboral y elevar la calidad de vida de la población . Sistemas de Reparto y de Capitalización Individual Concepto Como es bien sabido , dos son los sistemas básicos que , con las muchas variantes que tiene cada uno ; existen para afrontar el problema de la previsión social : el sistema llamado de " reparto " y el sistema de capitalización individual . La idea esencial del primero es la de un " fondo común ," una gran caja donde se depositan los aportes de las personas que están laboralmente activas y de la cual se retiran las pensiones , jubilaciones y otros beneficios de los asegurados que tienen derecho a ello . La capitalización individual , como su nombre lo indica , procede a través de cuentas personalizadas en las que cada trabajador va realizando aportes hasta el momento en que , de acuerdo a la normativa que se haya establecido , tenga derecho a retirarlos , obtener una pensión vitalicia o una combinación de ambas posibilidades . Transferencias y Solidaridad En el primer sistema existe una transferencia intergeneracional explícita : los aportes que el trabajador realiza hoy no cubren sus necesidades futuras sino los gastos que , al presente , benefician a quienes ya se han retirado ; los beneficios de este trabajador sólo podrá recibirlos si la generación siguiente continúa aportando al fondo de la misma manera en que lo han hecho él y sus coetáneos . Pero también existe una transferencia intrageneracional implícita : los beneficios que recibe un determinado trabajador no dependen de la cuantía de los aportes que haya realizado , sino de normas generales que determinan cuánto debe aportar , durante cuánto tiempo , su edad de retiro y la pensión que habrá de recibir . Estas trasferencias , tanto en la bibliografía como en la práctica política , han llevado a destacar el principio de solidaridad sobre el que este sistema se asentaría . Pero a nuestro juicio esta es sólo una petición de principio , frecuentemente no corroborada en la práctica efectiva : si bien existen transferencias implícitas entre un asegurado y otro , nada garantiza que éstas se efectúen desde los más favorecidos hacia los más pobres , pues muchas veces , por razones técnicas , los sistemas funcionan claramente al revés . Estudios hechos en Venezuela , por ejemplo ( Márquez , 1992 ), muestran que la existencia de un límite al salario máximo sobre el cual se realizan los aportes funciona produciendo una sistemática transferencia de fondos de tipo regresivo . Aparte de este problema técnico que se repite , con variantes , en muchos otros casos conocidos ( Banco Mundial , 1994 ) existe una cuestión de fondo ,
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ideológica o filosófica si se quiere , y poco debatida generalmente , que a nuestro juicio impide hablar en propiedad de solidaridad : la solidaridad , como sentimiento , actitud o conducta , nunca es un compromiso que no puede rehusarse , una práctica obligatoria de la que no es posible escapar ( Sabino , 1991 , 28 ). Hablar de una " solidaridad obligatoria " tiene algo de contradicción en los términos : o la gente actúa solidariamente , por su propia voluntad , como en el caso de las instituciones primarias que existen en toda sociedad , o las personas actúan bajo la compulsión , como cuando pagan impuestos , existiendo siempre la amenaza de una sanción si no cumplen . En los sistemas de capitalización individual no hay , en principio , ninguna transfererencia entre los afiliados . Cada uno de ellos deposita sus aportes en cuentas personales de instituciones creadas ad hoc ; éstas , que se llaman Administradoras de Fondos de Pensiones ( AFP ) o tienen otra denominación semejante , manejan los fondos de las que resultan depositadas y otorgan , después de un lapso predeterminado , las pensiones vitalicias o las sumas globales que correspondan al asegurado de acuerdo a las cantidades disponibles en la cuenta de cada uno . Al no haber transferencias de ningún tipo no hay , en principio , tampoco solidaridad : ni la solidaridad real de las antiguas " Cajas de Socorros Mutuos " ( Uzcátegui , 1990 ), típicas de las sociedades preindustriales , ni la ficticia y forzada de los sistemas nacionales posteriores . Por diversas razones que luego examinaremos , sin embargo , es usual que exista un sistema de seguridad social mayor , que engloba la labor de las AFP y otros programas , y donde el Estado realiza transferencias específicas . Fortalezas y Debilidades de los Sistemas El Sistema de Reparto El sistema de reparto se organizó sobre " ciertos supuestos sobre la forma y función de la familia ... y de una cierta biografía laboral ..." ( Rósner , 1997 , 16 ) que eran aproximadamente ciertos hasta hace algunas décadas pero que hoy ya no tienen la misma vigencia anterior . " La familia tipo en la que se basan los seguros sociales consta de un jefe de familia masculino que obtiene ingresos de una relación laboral formal ," dice el autor al que venimos siguiendo en este punto , mientras que su mujer e hijos no participan en el mercado laboral y por lo tanto no realizan aportes al seguro . La relación laboral mencionada , además , se caracteriza por una alta estabilidad , de modo que " una persona trabaja a lo largo de 30 años o más , en forma continua y a tiempo completo , tal como era el caso usual en el proceso de industrialización europeo a lo largo de muchos años " ( Rósner , 1997 , 18 ). Otro supuesto fundamental a los sistemas de reparto es una cierta estructura demográfica caracterizada por un elevado porcentaje de población joven y una tasa de crecimiento alta o media . Los supuestos mencionados , en mayor o menor medida , han dejado de corresponderse con las realidades del mundo laboral actual . La incorporación masiva de la mujer al mundo del trabajo , la desaparición de la rígida estructura empresarial prevaleciente en la época de la industrialización y la aparición de un sector informal en la economía en gran parte de las sociedades modernas , especialmente en las menos desarrolladas , son apenas algunos de los factores que han Laissez-Faire 35
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producido este efecto . De decisiva importancia , además , son los cambios producidos en la pirámide de edades debido a la tendencia secular al descenso de la tasa de natalidad . Este último factor , junto con el constante incremento en la esperanza de vida de la población , han llevado a un cambio dramático en el llamado coeficiente de dependencia , indicador crucial para evaluar los costos y la viabilidad de un sistema de reparto . El coeficiente de dependencia es una proporción que se obtiene dividiendo el número de personas ancianas entre el número de personas en edad de trabajar . Normalmente , a efectos de las comparaciones internacionales , se consideran personas ancianas a aquéllas que tiene 60 o más años , y personas en edad de trabajar a quienes poseen entre 20 y 59 años , inclusive . ( Banco Mundial , 1994 , xxi y 33-40 ). El coeficiente de dependencia es , como se observa , una medida demográfica de tipo global ; cuando nos referimos a un sistema en concreto debemos dividir , en realidad , el número de personas pensionadas entre las personas que efectivamente están trabajando en un momento dado . En este caso obtenemos lo que se suele llamar el coeficiente de dependencia del sistema , para diferenciarlo del coeficiente anterior , al que suele denominarse de dependencia de las personas de edad . Estos coeficientes han sufrido , como decíamos , grandes variaciones históricas desde que se establecieron los sistemas de reparto y son también muy diversos según los diferentes países que se estudien . Así , para 1990 ( Banco Mundial , 1994 , 37 ), Alemania y Francia tenían coeficientes de 35 , 2 % y 35 , 3 %, Estados Unidos de 30 , 3 , Venezuela de 12 , 2 , Brasil de 14 , 1 , Chile de 17 , los países de África sub-Sahariana un promedio de 11 , 7 , y algunas pequeñas naciones del Golfo Pérsico cifras inferiores al 10 %. Para entender la importancia de estos valores conviene imaginar una situación simplificada que permita visualizar el modo en que funciona un sistema de reparto . Supongamos que , en una cierta sociedad , el salario mensual medio de los cotizantes es de 100 unidades monetarias ( UM ), que existe un número de 1000 cotizantes y que cada uno aporta el 10 % de sus ingresos . Esta situación permite calcular que , en un período determinado , el total de los aportes es de 10 . 000 UM . Si las pensiones y jubilaciones , en promedio , fuesen de 60 UM , tendríamos las siguientes situaciones : Para un coeficiente de dependencia de 10 : esto implica que existen 100 beneficiarios del sistema ( 10 % de 1 . 000 = 100 ) que , consumiendo una jubilación de 60 UM , representarían un gasto total de 6 . 000 UM ( 100 x 60 ). El sistema , en tal caso resulta superavitario ( 10 . 000 - 6 . 000 = 4 . 000 UM ), y puede no sólo cumplir holgadamente con sus compromisos sino además extender su cobertura a un conjunto de riesgos inicialmente no previstos . Para un coeficiente de dependencia de 30 : existirían en este caso 300 beneficiarios ( 30 % de 1 . 000 = 300 ) que , en conjunto reclamarían pagos equivalentes a 18 . 000 UM ( 300 x 60 ). El sistema , en estas condiciones , resulta prácticamente insostenible . La solidaridad intergeneracional no puede funcionar si la generación que trabaja tiene que asumir una carga desproporcionada ( en este caso casi tendría que doblar los aportes que realiza ). En tal caso o se llega a una situación de quiebra o el Estado , a través de los impuestos generales que recibe , Laissez-Faire 36
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