| Los sistemas de previsión social: un ejercicio de simulación | | | |
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/index.php?action=ajax&rs=GDMgetPage&rsargs[]=laissezfaire09_3.pdf&rsargs[]=0
Carlos
Sabino
JL
/
OS
oisfeni&s
<
dle
Previsión
Social
Un
Jh
/
jercicio
Je
SinMii&ción
Definiciones
Operativas
Los
sistemas
de
previsión
social
,
tal
como
los
definiremos
seguidamente
,
constituyen
el
segmento
más
significativo
del
amplio
espectro
de
lo
que
suele
llamarse
la
seguridad
social
.
Entendemos
por
previsión
social
,
en
este
artículo
,
las
normativas
e
instituciones
que
se
establecen
,
a
nivel
nacional
,
para
garantizar
que
los
trabajadores
puedan
disponer
de
una
jubilación
o
pensión
que
les
garantice
su
supervivencia
con
una
calidad
de
vida
socialmente
aceptable
al
término
de
su
vida
laboral
,
o
si
ésta
se
interrumpe
por
razones
de
invalidez
.
Las
pensiones
de
viudez
,
para
el
cónyuge
o
descendientes
menores
del
asegurado
,
integran
también
la
previsión
social
en
el
sentido
restringido
al
que
nos
estamos
refiriendo
.
La
seguridad
social
,
por
otra
parte
,
incluye
además
todo
el
amplio
subconjunto
de
la
protección
a
la
salud
,
los
programas
Carlos
Sabino
es
Profesor
Titular
de
la
Universidad
Central
de
Venezuela
,
y
actualmente
Profesor
Visitante
en
la
Universidad
Francisco
Marroquín
(
Guatemala
).
Ha
escrito
varios
libros
y
artículos
sobre
seguridad
social
,
entre
ellos
La
Seguridad
Social
en
Venezuela
(
co-autor
Jesús
Eduardo
Rodríguez
),
que
recibió
el
Antony
Fisher
International
Award
en
1992
.
destinados
a
otorgar
fondos
de
desempleo
,
entrenamiento
laboral
,
recreación
,
etc
.
La
política
social
,
un
concepto
todavía
más
amplio
,
abarca
programas
destinados
a
paliar
o
combatir
la
pobreza
,
las
inversiones
públicas
en
salud
y
educación
,
iniciativas
respecto
a
la
vivienda
y
,
en
general
,
una
gama
tan
amplia
de
campos
de
acción
que
muchas
veces
resulta
imposible
delimitarla
con
precisión
.
El
otorgamiento
de
jubilaciones
y
pensiones
a
la
población
trabajadora
,
a
través
de
diferentes
medios
,
ha
sido
el
eje
alrededor
del
cual
creció
históricamente
la
seguridad
social
.
Tanto
en
el
sistema
alemán
implementado
ya
en
1889
,
como
en
la
posterior
versión
inglesa
,
el
seguro
de
vejez
e
invalidez
ha
actuado
como
una
pieza
maestra
capaz
de
organizar
toda
la
seguridad
social
a
su
alrededor
(
Rósner
,
1997
).
Ello
se
debe
en
parte
a
razones
financieras
,
pero
también
a
motivos
más
complejos
,
directamente
vinculados
a
la
percepción
del
futuro
que
tiene
el
trabajador
.
En
el
primer
sentido
cabe
apuntar
que
los
aportes
regulares
de
cientos
de
miles
o
millones
de
trabajadores
suelen
acumularse
hasta
generar
fondos
de
enorme
cuantía
,
que
no
sólo
permiten
dinamizar
y
ampliar
la
cobertura
de
los
sistemas
sino
hasta
influir
en
la
marcha
de
la
economía
nacional
en
su
conjunto
.
En
cuanto
a
la
importancia
que
subjetivamente
se
asigna
Laissez-Faire
33
/index.php?action=ajax&rs=GDMgetPage&rsargs[]=laissezfaire09_3.pdf&rsargs[]=1
T
.
aícsfyr-FairP
!
^4
a
las
jubilaciones
y
pensiones
creemos
que
ésta
,
difícilmente
,
puede
ser
exagerada
:
toda
persona
,
de
un
modo
u
otro
,
llega
a
preocuparse
en
algún
momento
de
su
vida
por
la
forma
en
que
habrá
de
afrontar
los
años
de
su
vejez
,
cuando
ya
no
esté
en
condiciones
de
generar
los
ingresos
que
solía
producir
y
se
vea
ante
la
inevitable
declinación
de
sus
energías
.
Por
eso
la
existencia
de
cualquier
tipo
de
cobertura
resulta
un
elemento
muy
valioso
para
estabilizar
el
mercado
laboral
y
elevar
la
calidad
de
vida
de
la
población
.
Sistemas
de
Reparto
y
de
Capitalización
Individual
Concepto
Como
es
bien
sabido
,
dos
son
los
sistemas
básicos
que
,
con
las
muchas
variantes
que
tiene
cada
uno
;
existen
para
afrontar
el
problema
de
la
previsión
social
:
el
sistema
llamado
de
"
reparto
"
y
el
sistema
de
capitalización
individual
.
La
idea
esencial
del
primero
es
la
de
un
"
fondo
común
,"
una
gran
caja
donde
se
depositan
los
aportes
de
las
personas
que
están
laboralmente
activas
y
de
la
cual
se
retiran
las
pensiones
,
jubilaciones
y
otros
beneficios
de
los
asegurados
que
tienen
derecho
a
ello
.
La
capitalización
individual
,
como
su
nombre
lo
indica
,
procede
a
través
de
cuentas
personalizadas
en
las
que
cada
trabajador
va
realizando
aportes
hasta
el
momento
en
que
,
de
acuerdo
a
la
normativa
que
se
haya
establecido
,
tenga
derecho
a
retirarlos
,
obtener
una
pensión
vitalicia
o
una
combinación
de
ambas
posibilidades
.
Transferencias
y
Solidaridad
En
el
primer
sistema
existe
una
transferencia
intergeneracional
explícita
:
los
aportes
que
el
trabajador
realiza
hoy
no
cubren
sus
necesidades
futuras
sino
los
gastos
que
,
al
presente
,
benefician
a
quienes
ya
se
han
retirado
;
los
beneficios
de
este
trabajador
sólo
podrá
recibirlos
si
la
generación
siguiente
continúa
aportando
al
fondo
de
la
misma
manera
en
que
lo
han
hecho
él
y
sus
coetáneos
.
Pero
también
existe
una
transferencia
intrageneracional
implícita
:
los
beneficios
que
recibe
un
determinado
trabajador
no
dependen
de
la
cuantía
de
los
aportes
que
haya
realizado
,
sino
de
normas
generales
que
determinan
cuánto
debe
aportar
,
durante
cuánto
tiempo
,
su
edad
de
retiro
y
la
pensión
que
habrá
de
recibir
.
Estas
trasferencias
,
tanto
en
la
bibliografía
como
en
la
práctica
política
,
han
llevado
a
destacar
el
principio
de
solidaridad
sobre
el
que
este
sistema
se
asentaría
.
Pero
a
nuestro
juicio
esta
es
sólo
una
petición
de
principio
,
frecuentemente
no
corroborada
en
la
práctica
efectiva
:
si
bien
existen
transferencias
implícitas
entre
un
asegurado
y
otro
,
nada
garantiza
que
éstas
se
efectúen
desde
los
más
favorecidos
hacia
los
más
pobres
,
pues
muchas
veces
,
por
razones
técnicas
,
los
sistemas
funcionan
claramente
al
revés
.
Estudios
hechos
en
Venezuela
,
por
ejemplo
(
Márquez
,
1992
),
muestran
que
la
existencia
de
un
límite
al
salario
máximo
sobre
el
cual
se
realizan
los
aportes
funciona
produciendo
una
sistemática
transferencia
de
fondos
de
tipo
regresivo
.
Aparte
de
este
problema
técnico
—
que
se
repite
,
con
variantes
,
en
muchos
otros
casos
conocidos
(
Banco
Mundial
,
1994
)
—
existe
una
cuestión
de
fondo
,
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ideológica
o
filosófica
si
se
quiere
,
y
poco
debatida
generalmente
,
que
a
nuestro
juicio
impide
hablar
en
propiedad
de
solidaridad
:
la
solidaridad
,
como
sentimiento
,
actitud
o
conducta
,
nunca
es
un
compromiso
que
no
puede
rehusarse
,
una
práctica
obligatoria
de
la
que
no
es
posible
escapar
(
Sabino
,
1991
,
28
).
Hablar
de
una
"
solidaridad
obligatoria
"
tiene
algo
de
contradicción
en
los
términos
:
o
la
gente
actúa
solidariamente
,
por
su
propia
voluntad
,
como
en
el
caso
de
las
instituciones
primarias
que
existen
en
toda
sociedad
,
o
las
personas
actúan
bajo
la
compulsión
,
como
cuando
pagan
impuestos
,
existiendo
siempre
la
amenaza
de
una
sanción
si
no
cumplen
.
En
los
sistemas
de
capitalización
individual
no
hay
,
en
principio
,
ninguna
transfererencia
entre
los
afiliados
.
Cada
uno
de
ellos
deposita
sus
aportes
en
cuentas
personales
de
instituciones
creadas
ad
hoc
;
éstas
,
que
se
llaman
Administradoras
de
Fondos
de
Pensiones
(
AFP
)
o
tienen
otra
denominación
semejante
,
manejan
los
fondos
de
las
que
resultan
depositadas
y
otorgan
,
después
de
un
lapso
predeterminado
,
las
pensiones
vitalicias
o
las
sumas
globales
que
correspondan
al
asegurado
de
acuerdo
a
las
cantidades
disponibles
en
la
cuenta
de
cada
uno
.
Al
no
haber
transferencias
de
ningún
tipo
no
hay
,
en
principio
,
tampoco
solidaridad
:
ni
la
solidaridad
real
de
las
antiguas
"
Cajas
de
Socorros
Mutuos
"
(
Uzcátegui
,
1990
),
típicas
de
las
sociedades
preindustriales
,
ni
la
ficticia
y
forzada
de
los
sistemas
nacionales
posteriores
.
Por
diversas
razones
que
luego
examinaremos
,
sin
embargo
,
es
usual
que
exista
un
sistema
de
seguridad
social
mayor
,
que
engloba
la
labor
de
las
AFP
y
otros
programas
,
y
donde
el
Estado
sí
realiza
transferencias
específicas
.
Fortalezas
y
Debilidades
de
los
Sistemas
El
Sistema
de
Reparto
El
sistema
de
reparto
se
organizó
sobre
"
ciertos
supuestos
sobre
la
forma
y
función
de
la
familia
...
y
de
una
cierta
biografía
laboral
..."
(
Rósner
,
1997
,
16
)
que
eran
aproximadamente
ciertos
hasta
hace
algunas
décadas
pero
que
hoy
ya
no
tienen
la
misma
vigencia
anterior
.
"
La
familia
tipo
en
la
que
se
basan
los
seguros
sociales
consta
de
un
jefe
de
familia
masculino
que
obtiene
ingresos
de
una
relación
laboral
formal
,"
dice
el
autor
al
que
venimos
siguiendo
en
este
punto
,
mientras
que
su
mujer
e
hijos
no
participan
en
el
mercado
laboral
y
por
lo
tanto
no
realizan
aportes
al
seguro
.
La
relación
laboral
mencionada
,
además
,
se
caracteriza
por
una
alta
estabilidad
,
de
modo
que
"
una
persona
trabaja
a
lo
largo
de
30
años
o
más
,
en
forma
continua
y
a
tiempo
completo
,
tal
como
era
el
caso
usual
en
el
proceso
de
industrialización
europeo
a
lo
largo
de
muchos
años
"
(
Rósner
,
1997
,
18
).
Otro
supuesto
fundamental
a
los
sistemas
de
reparto
es
una
cierta
estructura
demográfica
caracterizada
por
un
elevado
porcentaje
de
población
joven
y
una
tasa
de
crecimiento
alta
o
media
.
Los
supuestos
mencionados
,
en
mayor
o
menor
medida
,
han
dejado
de
corresponderse
con
las
realidades
del
mundo
laboral
actual
.
La
incorporación
masiva
de
la
mujer
al
mundo
del
trabajo
,
la
desaparición
de
la
rígida
estructura
empresarial
prevaleciente
en
la
época
de
la
industrialización
y
la
aparición
de
un
sector
informal
en
la
economía
en
gran
parte
de
las
sociedades
modernas
,
especialmente
en
las
menos
desarrolladas
,
son
apenas
algunos
de
los
factores
que
han
Laissez-Faire
35
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producido
este
efecto
.
De
decisiva
importancia
,
además
,
son
los
cambios
producidos
en
la
pirámide
de
edades
debido
a
la
tendencia
secular
al
descenso
de
la
tasa
de
natalidad
.
Este
último
factor
,
junto
con
el
constante
incremento
en
la
esperanza
de
vida
de
la
población
,
han
llevado
a
un
cambio
dramático
en
el
llamado
coeficiente
de
dependencia
,
indicador
crucial
para
evaluar
los
costos
y
la
viabilidad
de
un
sistema
de
reparto
.
El
coeficiente
de
dependencia
es
una
proporción
que
se
obtiene
dividiendo
el
número
de
personas
ancianas
entre
el
número
de
personas
en
edad
de
trabajar
.
Normalmente
,
a
efectos
de
las
comparaciones
internacionales
,
se
consideran
personas
ancianas
a
aquéllas
que
tiene
60
o
más
años
,
y
personas
en
edad
de
trabajar
a
quienes
poseen
entre
20
y
59
años
,
inclusive
.
(
Banco
Mundial
,
1994
,
xxi
y
33-40
).
El
coeficiente
de
dependencia
es
,
como
se
observa
,
una
medida
demográfica
de
tipo
global
;
cuando
nos
referimos
a
un
sistema
en
concreto
debemos
dividir
,
en
realidad
,
el
número
de
personas
pensionadas
entre
las
personas
que
efectivamente
están
trabajando
en
un
momento
dado
.
En
este
caso
obtenemos
lo
que
se
suele
llamar
el
coeficiente
de
dependencia
del
sistema
,
para
diferenciarlo
del
coeficiente
anterior
,
al
que
suele
denominarse
de
dependencia
de
las
personas
de
edad
.
Estos
coeficientes
han
sufrido
,
como
decíamos
,
grandes
variaciones
históricas
desde
que
se
establecieron
los
sistemas
de
reparto
y
son
también
muy
diversos
según
los
diferentes
países
que
se
estudien
.
Así
,
para
1990
(
Banco
Mundial
,
1994
,
37
),
Alemania
y
Francia
tenían
coeficientes
de
35
,
2
%
y
35
,
3
%,
Estados
Unidos
de
30
,
3
,
Venezuela
de
12
,
2
,
Brasil
de
14
,
1
,
Chile
de
17
,
los
países
de
África
sub-Sahariana
un
promedio
de
11
,
7
,
y
algunas
pequeñas
naciones
del
Golfo
Pérsico
cifras
inferiores
al
10
%.
Para
entender
la
importancia
de
estos
valores
conviene
imaginar
una
situación
simplificada
que
permita
visualizar
el
modo
en
que
funciona
un
sistema
de
reparto
.
Supongamos
que
,
en
una
cierta
sociedad
,
el
salario
mensual
medio
de
los
cotizantes
es
de
100
unidades
monetarias
(
UM
),
que
existe
un
número
de
1000
cotizantes
y
que
cada
uno
aporta
el
10
%
de
sus
ingresos
.
Esta
situación
permite
calcular
que
,
en
un
período
determinado
,
el
total
de
los
aportes
es
de
10
.
000
UM
.
Si
las
pensiones
y
jubilaciones
,
en
promedio
,
fuesen
de
60
UM
,
tendríamos
las
siguientes
situaciones
:
•
Para
un
coeficiente
de
dependencia
de
10
:
esto
implica
que
existen
100
beneficiarios
del
sistema
(
10
%
de
1
.
000
=
100
)
que
,
consumiendo
una
jubilación
de
60
UM
,
representarían
un
gasto
total
de
6
.
000
UM
(
100
x
60
).
El
sistema
,
en
tal
caso
resulta
superavitario
(
10
.
000
-
6
.
000
=
4
.
000
UM
),
y
puede
no
sólo
cumplir
holgadamente
con
sus
compromisos
sino
además
extender
su
cobertura
a
un
conjunto
de
riesgos
inicialmente
no
previstos
.
•
Para
un
coeficiente
de
dependencia
de
30
:
existirían
en
este
caso
300
beneficiarios
(
30
%
de
1
.
000
=
300
)
que
,
en
conjunto
reclamarían
pagos
equivalentes
a
18
.
000
UM
(
300
x
60
).
El
sistema
,
en
estas
condiciones
,
resulta
prácticamente
insostenible
.
La
solidaridad
intergeneracional
no
puede
funcionar
si
la
generación
que
trabaja
tiene
que
asumir
una
carga
desproporcionada
(
en
este
caso
casi
tendría
que
doblar
los
aportes
que
realiza
).
En
tal
caso
o
se
llega
a
una
situación
de
quiebra
o
el
Estado
,
a
través
de
los
impuestos
generales
que
recibe
,
Laissez-Faire
36
|
|